Tu brazo y mi espalda forman una paralela cuyo comienzo es el calor.
El contorno que supone esta forma corpórea hace que se acomoden a la perfección la una al lado de la otra.
Todo se presenta suave y, si hay terreno escarpado, la voz permite seguir avanzando.
Morfeo decide que ha de abrirse paso el mundo de los sueños. Parece que se ha compinchado con Themis y, esta última, en su balanza, el mayor peso lo atribuye al contacto.
Un compuesto de interés, protección, ubicación, confirmación, relajación, sosiego… Germina de ese querer buscar el cuerpo del otro en el mayor estado de relajación, el sueño.
De momento, vamos a quedarnos en el intento de construcción de una paralela de cuidados, afecto, mimo y, sobre todo, dar y recibir cariño.