La ambigüedad del comienzo.
Enteros, motivados, soñadores. Pero con una extraña lentitud que de a poco apaga las convicciones.
Prendas nuevas, amabilidad por doquier.
Amores en tregua y sonrisas en alquiler.
Está bien.
La esperanza de pronto, se renueva, es casi indigno no jurar, prometer y soñar en esta época.
Dicen que las desilusiones, a mas tardar, en mayo llegan.
También está el que se arriesga, el que de un dia al otro tiene tres tatuajes, una novia y una deuda nueva.
O el que la piensa, transforma un poco los cuadrados de su cabeza y analiza, con el calor derritiendole las ideas, las posibilidades, las negativas, las neutrales, las risueñas, las solteras y pagan las deudas colgantes.
Somos extravagantes.
Exagerados, también.
Pero es buena época.
La gente, anda contenta, como si cargara una posibilidad en el bolsillo. Que no puede ocultar porque es enorme, gritona, altanera. Y de a poco, ciertas ideas, la van desgranando.
Que el dinero,
El ahorro,
Los malos tiempos,
El gobierno,
La crisis,
Los impuestos.
Las manos sudadas de nervios, van disolviendo la posibilidad, el bolsillo y los sueños.
A mediados de febrero no sé si no nos queda nada, pero se genera ese panico.
Y resulta que el verano va terminando.
Y las puestas del sol, no caben en la billetera.
Y las fotos valen, pero, es todo un tema.
Y la lluvia de verano, con su exquisito olor a tierra, no se encuentra en la perfumería.
Y sacando cuentas se te pasó el dia, te diria la vida, es que somos exagerados.
Pero hay una buena noticia. Y es que nada de ésto ha pasado todavía. Y febrero se peina pero faltan varios dias.
Y eso es lo bueno, de leer esta cursi noticia.
Que no ha pasado. Como las novelas del mediodía. Como aquel alivio de que no te pasó a vos, pero podría. Como despertarse de una pesadilla.
Asi es la notícia.
Asi somos,
Como el verano:
Apasionados, lluviosos, enigmáticos.
Parcialmente nublados.