Revista Asia
La llegada de Xi Jingping a Corea del Sur ha causado malestar entre los dirigentes que componen el régimen norcoreano. Y su mejor forma para responder a ese encuentro entre los dos mandatarios fue lanzar cohetes como señal de protesta. Un acto demasiado repetitivo que hasta los desconocidos de la temática saben que Corea del Norte no tiene un plan alternativo para evitar dicha reunión entre China y Corea del Sur. Pero esta vez parece que tiemblan más de la cuenta con la noticia. En la mente de Kim Jong-Eun, la paranoia empieza a seguirle intensamente y con total seguridad, estaría dando la orden a los encargados de la inteligencia norcoreana para averiguar que temas están abordando estos dos países. Y por otra parte, aquel sentimiento de traición de su país "hermano" hacia él también predomina la mente de la élite política.
China había dicho ante la presidenta Park Geun-Hye, a parte del fomento de los acuerdos comerciales introduciendo el libre comercio entre los dos países y dar condolencias por las víctimas del buque Sewol ocurrido hace casi tres meses, que ellos garantizarían la estabilidad y la seguridad en la zona y que su país también están en contra de la tenencia de armas nucleares en Corea del Norte, algo que Corea del Norte no trata de abandonar ya que es su último recurso de superviviencia. Aunque luego uno piensa que si la reunificación de Corea ocurriera mañana mismo, cual sería la reacción y la posición de China en aquel instante. Si aportaría beneficios en la zona o si pasaría una posterior disputa de Corea del Sur y China por el territorio norcoreano.
Pero el tema principal de esta entrada es tratar de adentrar los movimientos del régimen norcoreano en este momento. Puede que este encuentro no afecte una relación directa entre Corea del Norte y China, como ha pasado en anteriores ocasiones. O si. Que esto sea un punto final al lazo de amistad entre estas naciones que aún comparten la misma ideología pero con funcionamientos realmente distintos. Si mañana también deciden lanzar cohetes para protestar el evento, eso significaría que su grado de la paranoia ha aumentado hasta que no pueden garantizar el mantenimiento de su estatus. Y que finalmente, tenderían a desaparecerse y sus nombres, registrados como criminales contra la humanidad cuyas víctimas actuales y pasadas por fin podrán descansar en paz. El diario de Corea del Norte