— Parece que va a llover.
— ¿ Perdón? — Me pregunta la chica que esta a mi lado en el parque leyendo tranquilamente un libro, por lo que he podido ver desde aquí, es poesía.
— Si, parece que va a llover aquí. — Le reitero, esta vez con mi voz mucho mas segura de lo que sonaba antes.
— Pero si el cielo esta totalmente despejado. — Dice con cierto halo de superioridad. Me imagino que ha de estar pensando que estoy loco.
— No me refiero a la lluvia convencional, esa que crea por la condensación de las nubes, parte del ciclo del agua. Me refiero a la lluvia del alma.
— ¿ Acaso usted se encuentra mal? — Me pregunta un poco extrañada.
— Yo no, de hecho, creo que estoy en mi mejor momento. En cambio, tu si que no estas muy bien realmente. — Su reacción inmediata fue la del rechazo. Empezó a murmurar algo entre sus labios, pero no sabiendo que inventar para ocultar sus sentimientos, prefirió sacarme mas información.
— ¿ Como puede usted estar tan seguro de eso? — Pregunta con su voz un poco mas delgada.
— Tu libro. Lo dice todo. No muchas mujeres jóvenes vienen a un parque solas, a sentarse al lado de un desconocido a torturarse con poesía sacra de dolor.
— Es solo que me gusta leer.
— No lo dudo. Pero prefieres el amor, antes que el dolor, es solo que estas cansada de leer las historias de amor que terminan en finales felices, cuando te diste cuenta que todo lo que escriben los autores son puros recursos para engañar a sus lectores, convenciéndolos de que algún día podrían encontrar algo parecido.
— Te tengo miedo. ¿De donde has salido y quien te ha dicho todas estas cosas?
— Intuición. —Le doy una breve sonrisa. — Ademas, no es difícil de ver que no estas bien, tu cuerpo lo dice, tu mirada, hasta tus pasos cuando viniste hasta aquí a sentarte.
— Ojala todos los hombres fuesen capaz de entendernos como tu lo haces. Tienes razón, estoy bastante mal desde que mi novio de hace un ano me engaño con mi mejor amiga. El solía ser tan bueno al principio. Creía que era un caballero de esos que ya no existen. Así mas o menos como tu.
— No creo que sea un caballero. Es solo que a mi también me gusta leer, solamente que los libros nos muestran a las mujeres como realmente ellas son, lo que ellas quieren escuchar de nosotros,nos muestran sus pensamientos, sus deseos, su corazón. Eso me ha ayudado a entenderlas mejor. \
— Diría que no mejor, sino muy bien. Cualquier chica le gustaría tener un novio como tu.
Sonrío. — Tendrás que felicitar a mi novia.
— Creí que alguien como tu estaría soltero.
— ¿ De verdad te parezco tan feo? — Pongo cara de sorpresa.
— Tan feo no. Eres bastante fácil de ver. Es solo que muchas mujeres no creerían en tu palabrerio.
— Tienes razón. La muchas mujeres se han alejado porque creen que soy un vil hablador. Y tienes razón, no tengo novia. No se si soy yo, pero ¿Me estas coqueteando? — Me hago un poco el confundido y sonrío por lo bajo.
— Depende, ¿Te gusta que te coqueteen? — Me dice agitando sus pestañas y batiendo su larga cabellera color caoba.
— Si. Mucho mas si son chicas lindas lectoras, por supuesto. Y a ti, ¿Te gusta que te coqueteen? — Sonrío y me atrevo a sostener su mano.
— Depende. Solo si es un chico lindo que este dispuesto a sanar mis heridas.
— Eso no va a ser necesario, porque desde que tus labios estén en los míos, simplemente las heridas no van a existir. — Acerco mis labios a su mano y le doy un breve beso en el dorso de su palma, luego levanto mi cabeza y mis ojos se encuentran con sus dulces ojos verdes, como pidiéndole permiso para que mis labios sean testigos de lo dulce que se que podrían llegar a ser sus labios. Ella asiente, y un momento mis labios están junto a los de ella en una danza eterna de pasión.El cielo que estaba tan despejada hace tan solo minutos, se pudo oscuro de manera repentina, y rompió a llover de manera torrencial.
— Tenias razón. — Susurra ella en mi oído. Le sonrío y continuamos besándonos bajo la lluvia.
