Revista Cine

Parecidos razonables

Publicado el 02 noviembre 2012 por Josep2010
Parecidos razonables

Es un tema recurrente en las conversaciones entre cinéfilos con cierta veteranía, o sea, los que han visto cientos de películas de todas las épocas, que la escasez de ideas propicia los refritos, que algunos denominan remakes, otros califican como de homenajes, y casi todos, en el fondo, están pensando en el concepto tan moderno, tan ligado a la informática, del cortar y pegar.
Vamos, de apropiarse, por la cara, de las ideas de otro.
Normalmente cuando el tema aparece en la conversación solemos ceñirnos a las labores propias de los escribanos, mal llamados algunos guionistas porque son simples copiones cosechadores de trabajos ajenos.
Pero también en el apartado musical hay bastantes ejemplos de lo que comúnmente conocemos como plagio, concepto que los más benévolos definen como inspiración.
Hay cierto parecido más que razonable entre dos números musicales que seguramente permanecen en la memoria recóndita de todos los cinéfilos y que al verlos conjuntamente digamos que se produce un cierto estupor.
¿Los vemos?
En 1948, Vincente Minelli dirigió El Pirata, musical dotado de una paleta de colores extraordinaria y una inolvidable música de Cole Porter, autor entre otras de ésta enérgica proposición de ser un payaso: Be a Clown, bailada dinámicamente por Gene Kelly.
Cuatro años más tarde, el mismo Gene Kelly aparece como oyente de las propuestas que su amigo de fatigas cinematográficas en la película de 1952 Cantando bajo la lluvia, dirigida por Stanley Donen y el propio Gene kelly: el fantástico Donald O'Connor, en una actuación sobresaliente, atlética y humorística, proclama que lo más interesante de una película es hacer reir, y lo hace cantando y bailando el número Make Em Laugh que podemos traducir como Hazlos reir, acreditado a Nacio Herb Brown y a Arthur Freed.
Cole Porter, que era un hombre muy inteligente, seguramente decidió que, ya que les había salido un "homenaje" tan redondo, tan eficaz, tan espectacular, no valía la pena hacerse ver como protestón y demandante y prefirió callar.
Los otros quedan como copiones usureros pero sin duda puestos a ver plagios, homenajes, refritos, remakes, inspiraciones, ojalá que todos fuesen como los que pudo hacer Arthur Freed.
¿No os parece?

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