Paredes en bruto: amamos los materiales raw ¿y tú?
Hormigón, ladrillo, bovedillas o hierro son algunos de los materiales que en otro tiempo estarían ocultos bajo capas de yeso. Y si no, que pregunten a la generación del gotelé, ellos, que centraban todo su afán en tapar los defectos de la pared (!!)–. Cada vez más, los arquitectos e interioristas optan por estos materiales en bruto —raw materials— por su mínima huella ecológica y por su belleza imperfecta y atemporal.
Estamos en un punto donde los materiales primitivos no tienen precio. Y aunque dicho así pueda parecer que solo tiene sentido por el momento zero waste que vivimos, no es menos cierto que también triunfan gracias a que no disparan el presupuesto. Es más, dependiendo de la creatividad del arquitecto, podrían incluso bajarlo. Recuerda, por ejemplo, la reforma que publicamos hace algún tiempo que apenas costó 12.000 euros.
Pero no te confundas, que sean materiales poco procesados no significa que no sean elegantes. Algunas combinaciones, como el hormigón y la madera natural crean espacios totalmente contemporáneos y sofisticados. Aunque, seguramente, son sus otros beneficios los que han posicionado a los materiales raw como tendencia: alta durabilidad, poco mantenimiento y mucha calidez. Ah, y uno más que no pasa desapercibido: singularidad –por eso de que sus irregularidades los hace únicos–.
A pesar de ser calificado como estilo, desde mi punto de vista, el uso de estos materiales raw solo es una tendencia que triunfa dentro de otros estilos ya consolidados. Así, en estilos como el industrial, rústico, nórdico o wabi-sabi, estos materiales constituyen, en muchas ocasiones, su rasgo más característico. Y no solo en cuanto al envoltorio –paredes, suelos, techos– sino que su decoración también se nutre de ellos: fibras y tejidos naturales, metales amartillados, cerámica, etc. Pero, sin duda, donde mayor protagonismo cobran hoy en día es en la arquitectura contemporánea y un tanto minimalista, donde la caja es la absoluta protagonista que deja que estos materiales brutalistas brillen con luz propia.