Frau Merkel se ha dado un paseo por Galicia cogida de la mano de su gran amigo Mariano Rajoy. Es curioso ver tan acaramelados a dos de los políticos europeos de los que tengo peor opinión.
A la Frau le conviene que España sea considerada el primero de la clase en la recuperación, porque Rajoy ha sido un niño bueno que ha hecho lo que le ha dicho la maestra; bueno, excepto reformar el desastre de Administración Pública y acabar con la corrupción y las corruptelas, que es seguro que tarde o temprano nos llevarán de nuevo al agujero, pero esto a la Frau le importa un bledo.
Al alumno más aventajado, Irlanda, en realidad no puede ni nombrarlo porque ha tenido éxito precisamente negándose a hacer todo lo que le decían en temas considerados por la Frau tan claves como recortes y aumentos de impuestos.
En el 2007, justo antes del inició la crisis Irlanda tenía una tasa de paro del 4,7%, mientras que la española era del 8,2%. El punto más álgido del paro lo sufrió Irlanda en el 2012 con el 14,7%, mientras España lo sufrió en 2013 con el 26,8%. En la actualidad la tasa de paro irlandesa está en el 11,5% mientras la española está en el 24,8%, es decir, desde su punto más alto la tasa irlandesa se ha reducido en un 22%, mientras la española, todo y estar cercana al doble de la irlandesa, lo ha hecho solo en un 7,5%. Si añadimos que la variación del PIB irlandés dejó los números rojos y se puso a crecer dos trimestres antes que el PIB español, ¿alguien duda de quién es el primero de la clase de recuperación?.
En la rueda de prensa posterior al proyecto de peregrinación a Santiago, Rajoy demostró una vez más que nos toma por idiotas sacando pecho porque ya se ha iniciado la solución del problema del paro y el bajo nivel del crédito a las pymes, lo malo es que uno de cada cuatro españoles que todavía está en paro y las pymes no se han enterado. Ambos se comprometieron con las medidas de austeridad, se felicitaron por su éxito? y declararon su alianza para defenderlas, pero ninguno de los dos se acordó de dar las gracias a Mario Draghi, presidente del BCE, que gracias a que se ha pasado por donde no suena las instrucciones de Frau Merkel, la situación no es mucho peor todavía.
Frau Merkel tuvo la inmensa caradura de afirmar rotundamente que se equivocan los que afirman que inyectar fondos en el sistema hace crecer la economía. Podía haber añadido que es mucho mejor invertirlos en primero aceptar el ingreso sin más, tal como estaban y sin ni una sola reforma de Bulgaria y Rumanía a la U.E. y después financiar su adaptación con miles de millones de Euros, aportados por supuesto por la U.E., porque a Frau Merkel le da la gana y de paso montar el lio de Ucrania al intentar repetir allí la jugada, para poder invertir todavía más fondos en beneficencia dirigida a los intereses alemanes, mientras la economía de la U.E. se momifica sin que la señora mueva un dedo.
Lo curioso es que los alemanes no solo la siguen votando, sino que según las encuestas su popularidad no para de crecer. Claro que los mismos alemanes, en los años 30, votaron entusiasmados por Adolf Hitler, aunque después resultase que nadie sabía nada y nadie sabía porque le había votado.
Antes del mini peregrinaje a Santiago, el Jueves 21 Frau Merkel asistió a una conferencia que se celebró en Lindau, en la orilla del lago Constanza en el extremo sur de Alemania, a una reunión de unos 30 premios Nobel de Economía (no os extrañe la cifra, en casi todos los años el premio es compartido, y en bastantes ocasiones entre tres) y 450 expertos. De todos los debates hubo uno en que la mayoría se puso rápidamente de acuerdo: el absoluto fracaso de las medidas Merkel-UE-FMI (aquellas con las que la parejita Merkel-Rajoy se siente tan identificada y orgullosa) que han alargado innecesariamente la crisis, han contagiado su recesión a otras partes del mundo, y nos han llevado a un peligroso estancamiento del que nos va a costar mucho salir si alguien no modifica las medidas estúpidas. Especialmente dura fue la crítica de Joseph Stiglitz, Premio Nobel en 2001, que calificó el fracaso como “outrageous” (estrepitoso).
La Frau subió al estrado se puso a hablar y todos se quedaron con la boca abierta. A los críticos, es decir a casi todos, les contesto con un “y tú más” (no es extraño que sea tan amiga de Rajoy) diciendo que ninguno de ellos había previsto la crisis, cosa que además no es cierta porque varios de los asistentes críticos, Joseph Stiglitz entre ellos, habían avisado de lo que se nos venía encima en época tan temprana como el año 2000, y pidiendo la regulación de fondos especulativos como los Hedge y los pirata. Es curioso que una Frau que se declara y demuestra ser neoliberal furibunda pida la regulación de solo una parte del sector financiero mientras pretende avanzar en el liberalismo salvaje a pesar de ser la ideología que ha provocado la peor crisis económica de la historia. Por supuesto que estoy de acuerdo en regular los fondos aunque yo extendería la regulación a todo el sistema financiero, restableciendo paulatinamente las viejas reglas de la banca, que funcionaban muy bien hasta que gente como Ronald Reagan, George Bush, Angela Merkel y sus codiciosos amiguetes neoliberales se las cargaron.
Por cierto, si fuese trabajador en paro me gastaría mis últimos euros en conseguirme un subfusil y me subiría al monte. ¿Cómo puede soportar alguien que lleva años sin trabajo que Rajoy nos chulee con sus éxitos contra el paro, y ahora haga un gran esfuerzo con Frau Merkel para colocar a sus ineficaces amigos de partido en puestos claves de la U.E. mientras se tragó sin chistar ni moverse un milímetro medidas impuestas por la misma señora que han llevado inútilmente a cientos de miles al paro?. Si alguien sabe de algún sistema para salirse de la maldita U.E., aunque sea a título personal, por favor, ¡Que me lo explique!.
Adjunto a continuación la foto de una supuesta amiga de Rajoy en la que sale muy favorecida y en la que muestra un talante y una actitud que reflejan muy bien cuáles son sus verdaderas intenciones.
Quiero dejar claro que Angela Merkel es de lo poco que no me gusta nada de Alemania, porque uno no puede dejar de admirar a un país en que el alcalde de su capital dimite a causa de un considerable retraso en las obras del nuevo aeropuerto, como acaba da hacer el alcalde de Berlín.