Antes
de desatar un último tsunami, tenés que entender que es muy común el
debate sobre qué hacer en el tiempo libre, casi siempre la mujer decide
qué hacer y dónde ir - Foto: Corbis
Morís por estrenar esos mocasines con plataforma, pero tu pareja no se quita la joggineta en todo el fin de semana.
Sí, te saca de quicio. Todavía no probaste el muffin de arándanos de
ese nuevo deli que todas postean en Instagram porque él prefiere
desayunar en casa leyendo el diario en la cama. Sentís que vas a
explotar. ¿Somos compatibles? ¿Sigo insistiendo? Respirá.
Antes de desatar un último tsunami
que finalmente logre levantarlo del sillón, hay que entender que es muy
común el debate sobre qué hacer en el tiempo libre cuando estás en
pareja . Casi siempre hay uno de los dos que es más activo, y suele ser la mujer la que decide qué hacer y dónde.
Por otro lado, las mujeres -en general- somos más
sociables que los hombres. Nuestras agendas albergan los cumpleaños de
todos los miembros la familia, hijos de amigas y compañeros del trabajo.
Pautamos encuentros con nuestra flía y la de ellos. Incluso ¡él nos
pasa el teléfono cuando llama SU madre para coordinar! (sí, yo también
te quiero) y nos encargamos de que haya siempre tema de conversación:
"¿Juega
Messi hoy?". ¿Te pasa?, ¿vos también sos una social planner?
Más allá de qué rol ocupa cada uno en la pareja, o de las
habilidades propias de cada género, podemos revisar algunas situaciones
para que los fines de semana no se transformen en campos de batalla. y,
al fin, estrenes esos mocasines.
¿Qué le pasa a él?
Está cansado y quiere ¡dormir la siesta! Para algunas
mujeres, esto es incomprensible, lo ven como una pérdida de tiempo y
buscan que cada rato libre se transforme en una aventura repleta de
adrenalina y resultados. A él, en cambio, quizá como trabaja toda la
semana hasta muy tarde y los jueves juega al fútbol con amigos, eso ya
le parece suficiente. Entonces, el fin de semana es su momento para
dormir, recomponerse y bajar exigencias. En fin, no hacer nada.
No quiere gastar o usaría la plata de otra manera. Es muy
común evitar hablar de temas financieros para luego pasarse factura
mutuamente sin una charla sensata previa. El plan es tomar unos licuados
mirando el río y, en vez de relajarse, acota: "Dos licuados, ¿60 pesos?
Gorda, ¡los preparaba yo en casa por un tercio!". Y vos solo pensás que
mover el río hasta tu balcón debe salir mucho más todavía. Adiós tarde
romántica. Tendremos que entender que muchos de ellos piensan más en
costo-beneficio mientras que a nosotras nos suma la experiencia estética
y emocional, es decir, el contexto y compartir con él.
Algo del plan le molesta. ¿Dice que no a todo sin filtro?
¿O sus negativas son exclusivas de planes con tu familia o tu grupo de
amigos de la facultad, por ejemplo? Tal vez no sabe cómo decirte que
algo puntual del programa no le cierra y boicotea todo por eso.
Entonces, estate atenta a detectar patrones, Sherlock.
Pasó a otra etapa
. Pocas personas pueden sostener el ritmo y los horarios de los 20 a
los 30 años. Pensá si tus propuestas "se quedaron en el tiempo" y tal
vez él ya no quiere salir hasta tan tarde (ojo, que la siesta es
salvadora), porque la resaca no es lo mismo a los 40, ¿cierto? Los
ritmos dispares son el detonante típico en parejas donde la diferencia
de edad es mayor y las actividades de los grupos de amigos son
evidentemente incompatibles.
Pocas personas pueden sostener el ritmo, la resaca no es lo mismo a los 40, ¿cierto? - Foto: Corbis
Cómo era antes y cómo es ahora
Cambió: "Pero antes él era quien me arrastraba a todos
lados. Está cambiado". Si descartamos las excusas que mencionamos
arriba, existe la posibilidad de que esté pasando por un momento de
replanteos o preocupación. La apatía, el desgano e, incluso, un estado
de enojo o malhumor que llegó para instalarse pueden ser síntomas de que
algo más profundo le está pasando. Lo que menos le debe interesar es
despertarse temprano un sábado para comprar canastos de mimbre en Tigre.
No es momento para empujar y cargar al hombro las ganas de ambos, sino
más bien de acompañarlo y ver cómo podés ayudar.
Es el mismo de siempre: si nunca fue de salir y para él
el descanso siempre fue una actividad más tranquila, estás buscando algo
que ya sabés que no quiere o puede dar. Hoy en día, hay cierto miedo al
aburrimiento por sobredosis de estímulos de toda clase, y está mal
visto no hacer nada. Tal vez él tenga mayor tolerancia a los momentos
ociosos o los necesita y los disfruta. Entonces, quizá tengas que bajar
un cambio. Pero si para vos el fin de semana se disfruta saliendo de
casa, siempre está la opción de acudir a esas amigas que también gozan
del brunch veggie en
Palermo los domingos, que seguramente sean mejores
conversadoras que tu chico y comenten sobre el mantel antes que vos.
Negociar sin batallas
Es posible que no logres que tu pareja haga siempre lo
que proponés, pero tal vez, si bajás el ritmo y buscás encontrar un
punto medio, logres que se sume por convicción y no por sometimiento. La
clave es que desactives a tu freak controller y le des lugar a una
mujer más amorosa y tolerante.
Explotás de ira cuando te enterás de que se pasó toda la
mañana del sábado jugando con el
iPad mientras estabas en pilates,
fuiste al supermercado, llevaste a los chicos al club y, no conforme con
esto, ¡hablaste media hora con tu suegra! Las palabras fluyen en el
reclamo y te sentís poderosa... ¡Por un rato!, hasta que descubrís que
pasan el resto del día sin hablarse. Y ahora el "perdoname" cuesta
horrores. ¿Qué hacer? Fijate si cuando pedís lo hacés amorosamente y con
la intención de compartir algo con él o si simplemente te quejás,
demandás y exigís. Es clave que cada uno pueda tener sus espacios de
ocio: si vos llevaste hoy a los chicos al club, quizás él se encargue de
leerles un cuento cuando vos te tomás un vinito tranquila. No es
necesario (ni posible) acompañar al otro a todos lados: necesitamos un
tiempo para estar solos, y es una fantasía querer coincidir siempre.
Cuando eso pasa, en general, alguien se está anulando, o ambos. Hay que
prestar atención y mediar para no caer ni en el involucramiento excesivo
ni en el desinterés rotundo.
Entonces, si realmente tenés ganas de salir y él prefiere
descansar, probá salir sola o con amigas, hermanos, ¡con quien quieras!
No todo se agota en la pareja, ¿no? Quién dice, cuando él sienta que ya
no está obligado a ser tu "chofer" o acompañante, tal vez decida
sumarse desde su elección, quizá cuando se lo pidas más mimosa y menos
mandona, o cuando el programa incluya intereses compartidos.
Además, nunca falla el famoso "ponerse en el lugar del
otro". En este caso, ¿qué pasa cuando tu pareja te pide cosas a vos?
¿Aceptás siempre? Posiblemente descubras que es tremendo ejercicio
comprender las necesidades del otro sin imponer los deseos propios. Tal
vez él necesite momentos de intimidad, en los que puedan relajarse y
disfrutar a solas. Posiblemente vos también, si decidís frenar y
acompañarlo a él.
La consigna para tener en cuenta en cualquier vínculo es: negociar por amor en vez de batallar por tener razón.
Expertas consultadas: Alcira de Lellis, Coach
ontológica, counselor y consteladora, y Lic. Mayra Bendinger, Psicóloga
clínica especialista en terapia de parejas con enfoque cognitivo
¿Te sentís identificada con esta nota?¡Contanos cómo logras activar a tu pareja!
Fuente: May Groppo para Revista Holala