En la práctica, muchas de las parejas disfuncionales que consultan se mantienen aún unidos de alguna forma a sus familias de origen.
La formación de la nueva pareja y ese viejo acople que todavía no se ha logrado quebrantar, impide la consumación de la unión deseada pero imposible lo que deriva en relación conflictiva.
Esto puede deberse al persistir en el anterior sistema una relación confirmatoria para el sujeto entrampado en ella que le impide cualquier intento de independización, manteniendo vigente reglas y creencias que hacen al ser mismo del individuo y a su familia de origen.
Desde la psicología se puede indagar las estructuras relacionales y mandatos que deben cumplirse por vía del "pertenecer para ser".
Uno de los aspectos más importantes para el ser humano en su madurez psíquica es pertenecer para luego poder ser, diferenciarse de su familia de origen y y así lograr madurez emocional y psíquica.
Estudiar la continuidad histórica desde las narrativas de la pareja que restringen la posibilidad de negociación es un foco que permite ayudar y posibilitar crear nuevos constructos sin sentimientos conscientes o no de traición y separación de su familia de origen para dar lugar así a la construcción de la novela original que no incluya el sufrimiento como soporte de su entramado.
Desde la psicología para lograr este propósito y ayudar a quienes consultan, la intervención profesional privilegia herramientas como la pregunta y el cuestionamiento de todas las certezas incluidas las del propio terapeuta, potenciando la novedad y el crecimiento de sus miembros.