La anestesia epidural consiste en administrar anestésicos y/o analgésicos en el espacio epidural, que es una membrana que rodea la médula espinal, bloqueando las terminaciones nerviosas que pasan por esa zona y que insensibilizan de la zona lumbar hacia abajo. Se administra por un anestesista, que inserta un catéter muy fino en el espacio epidural (sistema nervioso) por el que se inyecta la anestesia.
Catéter epidural
Este tipo de anestesia se utiliza generalmente para aliviar los dolores de parto, aunque también se utiliza en otros tipos de cirugía.
La mayoría de las mujeres, cuando están embarazadas, tienen miedo al parto. Yo siempre he sido de quitarle importancia a este asunto. En mis dos embarazos, cuando alguien me decía algo, siempre les contestaba los mismo: “la humanidad tiene millones de años, si seguimos existiendo es porque las mujeres han parido toda la vida y han vuelto a repetir, así que no hay que tener miedo”. Aunque los conocidos tienden a meterte el miedo en el cuerpo con sus típicos comentarios de esos que nadie les ha pedido, yo reconozco que no me dejé influir.
Aunque la anestesia epidural se utiliza desde los años 40, ha sido en los últimos años cuando ha aumentado su utilización en los partos. Como todas las anestesias y los procedimientos médicos, usar anestesia epidural tiene riesgos, la pregunta es ¿conocen realmente las mujeres todos los riesgos de la anestesia epidural? ¿Están bien explicados? En general, creo que la respuesta es no. Por suerte, muchas mujeres buscan información extra fuera del hospital para conocer más sobre su embarazo y su parto. La mayoría de las consultas están masificadas y el tiempo de atención de las embarazadas no es muy grande. En mi primer embarazo hace 14 años no me hablaron de la epidural. En el segundo, hace 4 años, asistí a una charla que daban los anestesistas una vez al mes a un grupo de madres embarazadas. En una sala con unas 30 mujeres, dos residentes de anestesia llegaron, nos dieron una pequeña charla sobre cómo se administraba y para que servía y tocaron muy por encima los efectos secundarios. Luego nos dieron el consentimiento informado que teníamos que firmar y llevar el día del parto y salieron pitando porque no tenían tiempo de contestar las preguntas de un montón de futuras madres.
No soy anestesista, soy enfermera, soy madre y soy una fanática de la información. Los riesgos que se exponen a continuación no me los he inventado, todos estos riesgos son reales y proceden de fuentes fiables, como los consentimientos informados que dan en los hospitales, manuales de anestesia e información contrastada con ginecólogos y matronas. Estos son enlaces a los consentimientos informados de la Junta de Andalucía, del Hospital General de Ciudad Real, de los Hospitales Nisa e información de la Asociación El Parto es Nuestro.
Riesgos de la anestesia epidural
- Punción difícil – lo que puede conllevar a varios intentos con el consiguiente dolor en la zona o a que la anestesia no haga el efecto deseado.
- Descenso de la tensión arterial – además de producir mareos y nauseas en la madre, al disminuir la tensión también disminuye el flujo sanguíneo, por lo que llega menos sangre a la placenta y por tanto, menos sangre al bebé. Puede haber sufrimiento fetal. Por este motivo siempre hay que tener una vía con sueroterapia.
- Temblores y escalofríos
- Dolor de cabeza – esta complicación es bastante frecuente y se produce cuando la aguja pasa un poco más allá del espacio epidural y sale líquido cefalorraquídeo. Las cefaleas pueden ser intensas y durar hasta una semana. En casos graves hay que aplicar un parche hemático. Será necesario permanecer tumbada.
- Retención urinaria – muchas mujeres con anestesia epidural pierden la función urinaria normal, por lo que necesitarán un sondaje vesical intermitente para vaciar la vejiga si no orinan dos horas después del parto.
- Infección – complicación rara pero que no se puede descartar en cualquier manipulación médica. Si se infecta la zona de punción, al tratarse del sistema nervioso central, hay riesgo de meningitis o de abscesos.
- Pérdida de movilidad de los miembros inferiores – la anestesia epidural produce debilidad y adormecimiento de los miembros inferiores, pero en algunos casos, bien por inflamación de la zona, bien por rozar algún nervio en la punción, esta debilidad se traduce en pérdida de movilidad temporal.
- Reacciones alérgicas
- Ralentización del proceso del parto – muchas mujeres sufren una disminución de las contracciones tras la epidural, por lo que acaban necesitando oxitocina sintética.
- Partos instrumentalizados – al perder la sensibilidad de las piernas, se pierden también todas las sensaciones que acompañan al parto. La mujer no tiene necesidad de pujar, por lo que tiene que seguir las indicaciones del personal sanitario. Por este motivo, aumentan las probabilidades de tener partos intervenidos, episiotomías, fórceps y cesáreas. Aquí dejo uno de los muchos estudios que hay al respecto y que concluye con estos datos: el uso de epidural aumenta más de 2 veces la posibilidad de parto intervenido.
Toda mujer embarazada debería ser correctamente informada sobre los beneficios de la epidural (disminución y/o anulación del dolor) pero también sobre todos los riesgos. No quiere decir que vayan a tener todas las complicaciones, pero deberían saberlas para decidir con toda la información en la mano. Y con esto no estoy diciendo a nadie que no elija ponerse la epidural. Pero sí que lo haga con conocimiento.
Tengo dos hijos. Y he tenido dos partos diferentes, uno con epidural, otro sin epidural.
Mi primer parto fue con epidural, llegué con 3 cm de dilatación, me cogieron una vía y me ofrecieron la epidural. De entrada dije que no, pero sin preguntar me rompieron la bolsa y me pusieron oxitocina sintética. A los 5 minutos gritaba pidiendo la epidural. A partir de ahí, mi parto no fue mío, fue de las matronas que lo controlaban. Yo no hacía nada, sólo me dejaba llevar. Cuando llegó el momento me pasaron al paritorio, con ayuda pues las piernas no me respondían. Empujaba cuando me decían, sin sentir ninguna necesidad. Una matrona se subió encima de mí y me empujó fuertemente el fondo del útero “para ayudarme”, haciéndome mucho daño (Maniobra Kristeller). Me hicieron una episiotomía enorme, que fue lo peor de las siguientes dos semanas, en las que casi no podía andar y caminar. Durante mi estancia en el paritorio tuvieron que ponerme una sonda vesical de vaciado, pues hacía horas que no orinaba. Y esperar varias horas tumbada hasta la correcta movilidad de las piernas.
Imagen extraída de http://www.20minutos.es/noticia/2176293/0/campana/stop-maniobra-kristeller/el-parto-es-nuestro/
Mi segundo parto fue sin epidural. Llegué con 4 cm de dilatación y de entrada pedí un parto respetado, sin medicación ni manipulación. Dilaté rápidamente y en los últimos momentos de dolor intenso pedí la epidural. Me la negaron pues no había tiempo. A partir de ahí, yo fui la dueña de mi cuerpo y de mi parto. No tuvieron que decirme qué hacer pues mi cuerpo notaba todas las señales, funcionaba solo, algo salvaje se apoderó de mí y me pedía empujar. No fuimos a paritorio, parí en la cama. Dolía, dolía mucho pero entre dolor y dolor cogía aire y volvía a dejar que mi cuerpo funcionase. Sara nació sin manipulación, nadie me empujó, nadie me cortó, fue lo más doloroso y a la vez lo más bonito que he vivido nunca. Tuve un pequeño desgarro que requirió 1 punto y que no noté nada en los días posteriores. Hice pis cuando llegué a la habitación, momento en el que me levanté tranquilamente.
Parir con epidural. Parir sin epidural. Si tuviera un tercer hijo tengo muy claro cómo pariría. Sin epidural. Sin intervención.
¿Has tenido alguna complicación en tu parto con epidural? ¿O por el contrario crees que la epidural fue maravillosa. Me encantaría que compartieras tu historia.