Portada de 'París', de Edward Rutherfurd
París, ¿por dónde empezar? Empezaré diciendo que es una ciudad inmensamente luminosa a pesar de sus días nublados (de ahí el sobrenombre de Ciudad de la Luz), una ciudad monumental y a la vez con rincones realmente acogedores, de esos en los que te quedarías a vivir para siempre, como en este libro, que consigue plasmar a la perfección la Historia de una ciudad y, por qué no decirlo, de un país que siempre ha estado en constante evolución.
Los De Cygne, los Blanchard, los Le Sourd y los Gascon son las cuatro familias protagonistas de 'París', las cuatro patas sobre las que se sostiene esta construcción, esta obra maestra que bien podría ser una metáfora de la mismísima Torre Eiffel. Las generaciones de estos cuatro apellidos serán quienes vayan descubriendo al lector los secretos mejores guardados de esta ciudad, secretos que se empezaron a forjar allá por el año 1200 y que llegan hasta casi nuestros días. Porque París es una ciudad que siempre ha estado viva, y como todo lo que tiene vida respira, crece, evoluciona y aprende. También llora y ríe, porque París es así, la única ciudad capaz de mostrar sus sentimientos a aquellos que tienen la suerte de pisar sus aceras, sus parques y visitar sus monumentos.
Y es que París se merecía una novela así, maravillosa e imponente como ella, señorial y con tanto que contar y mostrar, porque es una ciudad que no se agota y que siempre sorprende. Tiene mucho que contar.
Es imposible resumir o condesar esta obra en apenas un post. Imposible. Los acontecimientos se suceden rápidamente, en un ir y venir frenético y el autor consigue que el lector apenas se pueda tomar un respiro con todo lo que pasa y con todo lo que les ocurre a estos personajes, porque es una novela de protagonistas, de grandes protagonistas.
Las pasiones humanas (tanto buenas como malas), la lealtad, el amor, el dolor o la traición son los temas en torno a los que se mueven las generaciones de estas cuatro familias que tanto dan y quitan al lector, porque son personajes vivos y reales que se mezclan con los históricos y que pudieron existir de verdad. Al menos yo lo creo así.
Con capítulos cortos y escritos en tercera persona, el lector va siendo testigo de los cambios históricos y generacionales; de las persecuciones; de ascensos y caídas de monarcas y gobiernos; de revoluciones históricas; de historias de amor imposibles e historias de amor que al final fueron posibles; de venganzas personales y algunas otras heredadas; en definitiva, de la vida. Y como la misma vida, es una lectura que, sin querer, se va consumiendo y agotando, sin darte cuenta.
Leer 'París' es volver a viajar (o hacerlo por primera vez) a una ciudad de ensueño, apta para los amantes de la Historia, de la cultura, de la revolución, de la modernidad y del AMOR. Imprescindible libro, imprescindible viaje.