Hablar de París, con sus más de 12 millones de habitantes, es hacerlo de uno de los núcleos urbanos y económicos más importantes de Europa; también del primer destino turístico del mundo, alcanzando los 42 millones de visitantes anuales.
París tiene numerosos sobrenombres, el más famoso de los cuales es el de Ciudad de la Luz (Ville Lumière), que remite a su fama como centro de las artes y la educación, pero también a su temprana adopción de la iluminación urbana.
"París is the lamp for lovers hung in the wood of the world"James JoycePero París es también la Ciudad del Amor, al menos ese es el título que se ha pretendido vender, merecidamente o no aunque no sin cierto éxito, y que probablemente se base en la magnificencia y el lujo que desparraman sus rincones, calles y monumentos...El apelativo fue inicialmente disputado por la ciudad de Venecia, quién acabó cediendo por el empuje arroyador, las toneladas de razones y la fuerza argumental de la capital francesa, a la que sin duda apoyaron infinidad de novelas, películas y series televisivas; pero también la vanidad, las joyas, los costosos restaurantes y los hoteles más exclusivos, los vehículos de primera y la exuberancia en todos los aspectos materiales... Cuanto giraba alrededor del romanticismo de París fue probable e inicialmente la mera proyección de un sentimiento hacia los detalles materiales que lo envuelven. Por duro que fuera un corazón no habría de resistirse a los lujos de París, una cena en le bateau-mouche con recorrido nocturno por el río Sena, una sesión de compras por les Champs Élysées...
Aunque lo cierto es que a fuerza de ejercer la aspiración, de opositar a la condición, París acabó impregnándose de cuanto promocionó, tanto es así que hoy no se me ocurre mejor escenario para un romance, ni marco para una pasión.Sea como fuere siempre nos quedará París, el lugar del que vienen las cigüenas...
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