El otro día entró en la tienda un cliente que me llamó especialmente la atención. Alto, como de metro noventa, ancho de espaldas, vestido elegantemente aunque (sin ser yo en absoluto un experto en la materia) con un estilo algo anticuado. En su rostro pétreo de pómulos pronunciados destacaban los ojos oscuros, brillantes, fieros bajo unas espesas cejas negras. Pero lo que hizo que me quedara clavado observándole tras el mostrador fueron las manos, grandes, casi desproporcionadas, recorridas por gruesas venas. Pensé en las manazas del David de Miguel Ángel, pensé en mármol de Carrara y en que quien recibiera un directo con esos nudillos rocosos seguramente los llevaría impresos para el resto de su vida. Mas información, a un click
Un tipo peligroso
Existe cierto tipo de instinto que hace que el vello de la nuca se erice con un escalofrío, poniéndote alerta. Un tipo peligroso. Se giró hacia mí con gesto amable pero tenso para pedirme, con marcado acento norteamericano, que le cobrara las dos novelas gráficas de Parker. Cuando, ya más relajado, le pregunté si las quería para regalo, su expresión se volvió severa. “Métete en tus asuntos, librero”, dijo cogiendo el cambio. Salió por la puerta como una sombra enfurecida.
Tratando con delincuentes de los años sesenta, un gesto amable puede causar un efecto contrario al deseado. Mas aún si alguien le ha traicionado, robado, disparado y dejado a merced de la policía. Primera página de Parker: El Cazador
Como os podéis imaginar me picó la curiosidad. Ojeé el primer volumen de Parker, El Cazador. Un bonito tomo publicado en tapa dura, con formato de novela gráfica. Y además es una novela gráfica, lo que es de agradecer. Una novela gráfica que adapta una novela negra.
La portada de "El Cazador" contiene tres nombres: Richard Stark (seudónimo del novelista), Parker (personaje) y Darwin Cooke (artista y autor de cómics). ¿Quién es ese hombre sentado en la cama? Una pistola en la mano, una mujer muerta junto a un bote de pastillas. El comienzo de una venganza implacable.
Parker es un personaje literario, creado por Richard Stark, seudónimo de Donald E. Westlake (1933 – 2008), quien, citando la nota biográfica que aparece en los cómics, fue un celebrado, prolífico y mundialmente famoso autor de cuentos, guiones de cine y novelas policiacas. Intrigado, comencé a investigar. Su biografía en Wikipedia detalla su obra completa, más de cien novelas, e incluye la lista de sus otros quince seudónimos. En IMDB descubrí que sus historias se han adaptado a la gran pantalla en 31 ocasiones y no sólo eso, Westlake también fue guionista, y llegó a estar nominado a un Oscar por Los Timadores (1990, dirigida por Stephen Frears y producida por Martin Scorsese).
Lee Marvin interpretó a Parker en "Point Blank" (1967, dirigida por John Boorman), adaptación de la novela "El Cazador". En 1999 Mel Gibson sería quien encarnara al criminal vengativo en otra adaptación de la misma novela, "Payback"
Para aquellos a los que les gustan los premios, cabe remarcar también recibió tres Edgard (los premios norteamericanos para la literatura de misterio). En su obituario en el New York Times se remarca que era un escritor de los de la vieja escuela, cultivado en las revistas de misterio desde su juventud y que siempre redactó sus obras con máquina de escribir mecánica: prefería el metálico machacar de las teclas que escuchar el zumbido molesto de una máquina electrónica o un ordenador.
El origen de Parker
La idea de la novela se me ocurrió de una manera completamente mundana: cruzando a pie el puente George Washington. Westlake cuenta en el apéndice del segundo volumen que todo empezó cuando se equivocó de autobús y acabó en Nueva Jersey en lugar de en Nueva York. De modo que decidí curzar el puente andando, sorprendido por la fuerza del viento (ya que en el resto de la ciudad apenas soplaba una brizna) y también por lo mucho que el puente, aparentemente sólido, temblaba y se balanceaba ante sus vaivenes y el matraqueo del tráfico.Había velocidad en los coches que pasaban junto a mí, vibración en el metal bajo mis pies, tensión en toda la atmósfera. Una vez montado en el metro, empecé a desarrollar lentamente en mi cabeza un personaje adecuado para aquel entorno, cuya velocidad, solidez y tensión rivalizaran con las del puente. Otros personajes iban y venían, pero él rápidamente adoptó un rostro, una manera avasalladora de caminar [...] y me pregunté: ¿por qué está cruzando a pie el puente? No es porque se haya equivocado de autobús, sino porque está furioso.
Pero no una furia acalorada; una furia fría. Porque hay ocasiones en las que las herramientas no sirven de nada, ya sean martillos, coches, armas o teléfonos. Hay ocasiones en las que sólo el uso de todo tu cuerpo, el tacto duro y rugoso de tus manos, puede llegar a resultar satisfactorio.
De modo que escribí un libro sobre aquel hijo de perra llamado Parker.
Tras seguir la caminata silenciosa pero imparable de un hombre cuyo rostro aún no hemos visto, nos trasladamos a la primera persona. Ver el mundo a través de sus ojos es toda una experiencia
Ese libro se tituló El Cazador. Publicado en 1962, sería el primero de una saga de 24 novelas sobre este criminal, frío y violento. Un experto ladrón, atracador y estafador que trabaja por su cuenta, en un mundo sin ley en el que nadie está lo suficientemente limpio como para poder denunciar un robo: los cadáveres se esconden bajo las alfombras y cada cual resuelve sus problemas como puede. Parker va un paso más allá del antihéroe, es el “no-héroe”, como se lo define en la página de fans http://violentworldofparker.com
Darwyn Cooke, de la animación a la novela gráfica
En el año 2008, Darwyn Cooke (1962, Toronto, Canadá) solicitó a Westlake la aprobación de su proyecto para adaptar cuatro de esas novelas a cómic comenzando por “El Cazador”. Desgraciadamente el escritor no pudo llegar a verlo publicado. IDW fue la editorial que aceptó el proyecto, que tendría un formato de novela gráfica. En sus 130 páginas, Cooke demuestra su gran capacidad narrativa, acompañada de un estilo de dibujo heredero del cartoon y de la animación en la estela de Bruce Timm, con encanto sesentero, pero contrastado con trazos oscuros e irregulares. El planteamiento estético inicial resulta bastante minimalista, nueve viñetas por página, utilización de solo dos colores, el negro y una tinta gris verdosa que lo envuelve todo, aplicado mediante un pincel que permite sutiles juegos con el blanco, como el humo de los cigarrillos del furibundo Parker.
Las reglas no son estrictas, y Cooke juega magistralmente con los ritmos rompiendo constantemente ese esquema de nueve viñetas
Pronto, el argumento se va revelando: Parker fue traicionado tras un golpe por uno de sus colaboradores puntuales y su propia esposa, que le disparó con un revólver para fugarse con el traidor y el botín completo. Fue la primera vez que le dieron por muerto. Poco sabemos del pasado de Carter, información que tampoco aparece en las novelas. A pesar de la fabulosa definición del personaje, en contadas ocasiones podemos saber qué es lo que realmente le pasa por la cabeza. Parker inicia una cacería que le debe llevar hasta el traidor, para ejecutar su venganza y recuperar lo que es suyo, cueste lo que cueste. Incluso si eso significa empezar una guerra contra la mafia.
El mundo de Parker no deja lugar para los honrados. Existen los profesionales independientes como él, los chivatos que esperan medrar soplándoles posibles golpes, y los gángsters de La Compañía
Sin haber leído las novelas me atrevo a afirmar que se trata de una fantástica adaptación, que no cae en el exceso de texto que caracteriza a muchos cómics que provienen de novelas. La voz del narrador es casi inexistente, apareciendo sólo para aportar información en los flashbacks o para detallarnos los planes de Parker y el funcionamiento de su mundo criminal. La violencia está muy presente a lo largo de la historia, aunque el artista no se recree especialmente en ella. Parker es un tipo duro, no un psicópata.
Parker cuida sus planes al detalle. En el segundo volumen de Parker, "La Compañía", Cooke cambia el tono gris verdoso por un asfixiante azul que cumple a la perfección su función expresiva
El manejo de los planos y recursos narrativos cinematográficos es muy eficaz, aunque eso le viene de escuela: Cooke trabajó durante años dibujando story boards para las míticas series animadas de Batman y Superman creadas por Bruce Timm. Sin embargo, Cooke es un hombre de cómic, como ha demostrado en sus trabajos personales (Batman: Ego, 2000) y en sus colaboraciones con guionistas como Ed Brubaker (con quien formó equipo para renovar a Catwoman). Gran admirador de Jim Steranko y de Will Eisner, Cooke emplea a fondo las herramientas del lenguaje del cómic para contar las andanzas de Parker con una voz personal y brillante. Mapas, esquemas, diagramas, fragmentos narrados con un dibujo caricaturesco que nos recuerda a La Pantera Rosa, se combinan con opresivos ambientes urbanos y dinámicas escenas de acción.
En el segundo volumen, "La Compañía", Darwyn Cooke utiliza diversos recursos para explicar el funcionamiento de los negocios turbios de un poderoso entramado mafioso. En este caso, el timo de las apuestas hípicas
Las primeras trece páginas, mudas, donde el punto de vista se desplaza hasta la primera persona, nos sumergen en un cómic diferente y trepidante. Podemos alegrarnos de tener a nuestro alcance esos dos volúmenes, El Cazador (Astiberri, 2010) y La Compañía (Astiberri, 2011), muy bien editados y con un precio muy razonable. Porque nos descubren las novelas de Richard Stark, alias Donald E. Westlake (¿o era al revés?), porque nos dan horas de diversión y disfrute sensitivo, porque son una muestra de las infinitas posibilidades que la novela gráfica ofrece a los autores con verdadero talento para contar historias.
El uso de diagramas, popularizado en los últimos años por el diseño gráfico, es frecuente en novelas gráficas de carácter experimental, como las de Chris Ware. En "La Compañía", más allá de ser un capricho estético, permiten al lector entender con facilidad ciertos elementos complejos de la trama
El mes que viene, IDW publicará en Estados Unidos el tercer volumen, The Score. Esperaremos impacientes la rápida edición por parte de Astiberri de esta joya de su catálogo.
Al cerrar la caja aquel día descubrí que sobraba un billete. Al instante me di cuenta de que, con las prisas y la tensión, le había dado el cambio equivocado a ese hombre. Espero que cuando se dé cuenta no piense que se la he jugado.
Un momento.¿Que ha sido ese ruido?
Raúl A. Astruga
Mercader de historietas en La Parada de los Cómics y miembro de la Asociación Cultural El Planeta de los Cómics.