Seguro que más de uno ha pasado sus vacaciones en Portugal y, es por ello, que me he decidido a llevar a cabo una idea que llevaba rondándome varios meses en la cabeza. No somos pocos los gallegos que, de vez en cuando, cruzamos la frontera y disfrutamos con los numerosos placeres que nuestro “país hermano” nos ofrece.Uno de los sitios de visita obligada, sin lugar a dudas, es el Parque Nacional da Peneda-Gerês. El único parque Nacional del país.El Gerês está situado en el noreste del país, el Parque se extiende al norte por Galicia, siendo conocida la parte gallega como el Xurés. El Parque está reconocido como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Un lugar único, con naturaleza desbordante, de hermosas rutas de senderismo y encantadores pueblos.Reconozco que he tardado en conocer el Parque, mi primera visita ha sido este año. Tenía muy buenas referencias, pero no lo había vivido en primera persona. Así que, en las vacaciones de Semana Santa, el error quedó subsanado.Como “base de operaciones” elegimos el Hotel Moderna do Gerês, en el bonito pueblo de Vila do Gerês. Un hotel sencillo, con un trato por parte de los dueños, sencillamente exquisito, os lo recomiendo si visitáis la zona.Nosotros entramos en el Gerês viniendo por Lobios. así que una vez traspasada la frontera y habiendo estacionado en el aparcamiento acondicionado, empecé disfrutando del Parque, con una pequeña caminata bajando la carretera, y darme un chapuzón en Portela do Homem, sencillamente impresionante.
DÍA 1:
Después de una charla con el dueño del Hotel para marcar la ruta a seguir, partimos hacia el Mirador de Pedra Bela. Saliendo del pueblo del Gerés, hacia el norte. En cuanto empieza la cuesta arriba y, la carretera a ser adoquinada, cogeremos el ramal de la derecha, está bien señalizado, no hay problema, para encontrar los sitios. Seguramente, sea el mirador más bonito y más visitado de todo el Parque. Desde él, se divisa toda la Laguna de Caniçada. Vistas para no perderse.
Después de la sesión de fotos correspondiente, proseguimos nuestro camino, carretera arriba, la siguiente parada era A Fervenza do Arado. Una de las cascadas más conocidas del Parque. Este curso de agua de montaña, afluente del río Cávado, vence un fuerte desnivel en los alrededores de la aldea da Ermida, generando una sucesión de cascadas. El acceso a la cascada es bastante irregular, demasiado masificada. En el mirador que hay enfrente a la cascada, hay un camino que sube monte arriba, ideal que lo hagáis, si lo que queréis es disfrutar de alguna poza desierta de las muchas que abundan río arriba. Después del reposo en el río y disfrutar del paisaje, volvimos por nuestros pasos, veréis que a la entrada del camino a la cascada, justo cuando empieza el camino de tierra, hay una rotonda. Bajaremos por la carretera que está a nuestra izquierda, al llegar al final de esa carretera cogeremos a la izquierda, y después de unos cuantos kilómetros llegaremos a una zona de pozas. Estas pozas no suelen salir en ningún mapa, en esta zona ya hubo algún accidente mortal. Os puedo asegurar que estar sentado en una de estas pozas naturales es un verdadero placer, un lujo en todos los sentidos.Nos llegaba la hora de comer, en el hotel nos recomendaron, ya que íbamos a estar por la zona, un restaurante muy coqueto, Restaurante O Cantinho do Antigamente, en Covide, un lugar que forma parte de un proyecto para el desarrollo rural. Si queréis comer de carta, tenéis que reservar, sino para los despistados, como nosotros, sólo hay dos platos, migas de bacalao y entrecot de ternera.Se come de lujo, los dos platos están buenísimos.
En la zona del Gerês destaca su vaca de raza Barrosâ, muy rica , incluso me atrevería a decir y, creo que no me equivoco en la afirmación, que mejora a nuestra ternera gallega.Una pequeña ruta de senderismo con parada en una de las pozas que nos encontramos por el camino, puso el fin a este primer día por el Parque.DÍA 2:
En la excursión del día anterior nos había quedado pendiente la visita a la Cascada de “Tahiti”, queda cerca de la de Arado. Un pequeño paseo nos lleva hasta una de las cascadas más bonitas de todo el Parque. El río Arado, vuelve a deleitarnos con un lugar único. La fervenza, termina en unas pozas de aguas cristalinas ideales, para el descanso después de la caminata.
Con este refrescante comienzo, proseguimos el camino, nuestra siguiente parada es S. Bento da Porta Aberta, el segundo templo cristiano más visitado de Portugal, después de Fátima. Una visita al templo nuevo y, a seguir la ruta, nuestro próximo destino, está algo más al norte, Vilarinho das Furnas.Después de cruzar el embalse aparcamos el coche, y comenzamos el recorrido a pie por la pista de tierra que va pegada al río. El embalse de Vilarinho das Furnas fue el último de los embalses que se construyó (en 1972) en el marco del plan de aprovechamiento hidroeléctrico de los ríos Cávado y Rabagão. Su objetivo es crear una reserva de agua en una cota superior a la del embalse de Caniçada. Un paseo tranquilo, donde disfrutaremos de una bonita cascada que se puede tocar con las manos, hasta llegar a lo que habíamos ido a ver, las ruinas de la aldea de Vilarinho das Furnas. Se pueden ver en época de verano, cuando baja el nivel del agua, en esta ocasión la suerte no nos acompañó. Nos quedará pendiente para una futura ocasión. Os adjunto unas fotos que muy amablemente me ha facilitado el dueño del Hotel, fruto de alguna de sus buenas amistades. Teníamos muchas ganas de ir a conocer el famoso Restaurante O Abocanhado, en la aldea de Brufe, así que después de un buen paseo y con los estómagos con ganas de trabajar, recorrimos la carretera sinuosa que lleva hasta el restaurante. Para esta ocasión, el hotel nos reservó mesa y, menos mal, ya que el restaurante estaba completamente lleno. Increíble, tenéis que ver la ubicación, en eso que coloquialmente siempre decimos en el “culo del mundo”.Mi opinión del sitio, un auténtico fiasco. Un lugar muy bonito, con unas inmejorables vistas al valle, pero a la hora de la verdad, la comida no estuvo a la altura de las expectativas creadas. La carne sin más, nada que ver con O Cantinho, un trato por parte del personal que dejaba bastante que desear y a la hora de pagar, ZAS, no les funciona la tpv. Si es que lo de evitar pagar comisiones, no sólo somos nosotros. Uno que es bueno y al día siguiente de llegar a casa, una transferencia al restaurante, dejó la deuda saldada.Con esta desilusión vuelta para el pueblo y acabamos el día conociendo, el Parque das Termas de Gerês. Con cerca de dos hectáreas, el parque termal es atravesado por el río Gerês. Las calles están ladeadas por hileras de árboles centenarios, cuyo follaje cubre el suelo de mil colores. Dos puentes permiten pasar de una orilla a la otra del río. Una piscina moderna, una cueva artificial junto a un lago con botes a remos y un circuito de ejercicios, son otros de los atractivos de este parque. Pero lo verdaderamente especial de este parque es la atmósfera casi mágica de las largas alamedas sombreadas y el murmullo de las aguas heladas que bajan desde lo alto de la sierra. El acceso al parque es de pago, (1euro) menos para los huéspedes del Hotel das Águas do Gerês.DONDE COMER: no podéis dejar de conocer O Cantinho do Antigamente, muy bueno, os gustará.
Lurdes Capela, las veces que intentamos ir, no fuimos capaces, siempre lleno, cenamos en el de al lado, que son de los mismos dueños y, nos dijeron que tenían la basicamente la misma carta, Casa Capela, normal, sin más.
Restaurante O Abocanhado, local bonito, con unas vistas preciosas, pero a la hora de comer, un fiasco, yo no lo recomiendo.
Y por supuesto, os recomiendo el restaurante del hotel donde hemos estado alojados, Moderna do Gerês, muy bueno. Si no estáis hospedados tendréis que reservar mesa, no os arrepentiréis.
El Parque del Gerês, durante los meses de junio a septiembre, cobra una tasa de 1,50 por día por vehículo que lo atraviese.
Qué os parece, hace una visita a uno de los paraísos que hay en la Península Ibérica.