Si del viaje que hicimos a Croacia me tengo que quedar con un sitio, éste, sin ninguna duda, es el Parque Nacional de Plitvička. Este espacio natural encierra entre sus límites un espectacular bosque salpicado de lagos y cascadas en el que poder desconectar de las grandes ciudades en las que estamos acostumbrados a habitar. Ciudades que lo mejor que tienen para ofrecernos son altos edificios, un tráfico incesante y ruidoso y gente corriendo de un lado para otro porque la forma de vida que llevan en ellas va mas rápido de lo que estas pueden ir.
Antes de llegar al parque en sí, ya nos habremos dado cuenta de que la región en la que se encuentra es pura naturaleza en la que plantas, animales y personas viven en cierta calma y por supuesto sin tener que competir por el espacio en el que habitan.
Me considero una persona de ciudad y como tal, estas me encantan (solo hay que echar un vistazo a este blog para darse cuenta de ello). Pero esto no quiere decir que no disfrute con la naturaleza y los maravillosos lugares que esta nos ofrece y he de decir que este parque puede que sea uno de los mas increíbles en los que he estado hasta la fecha.
El Parque Nacional de Plitvička se encuentra en la región croata de Lika (centro de Croacia) abarcando una superficie cercana a las 30.000 hectáreas que hacen que sea el más extenso de los 8 parques nacionales que encontramos en el país. La denominación de Nacional se la ganó en el año 1949 aunque este no seria el único reconocimiento que recibiría ya que en el año 1979 la UNESCO lo declara Patrimonio de la Humanidad por su extraordinaria belleza natural.
Para llegar hasta el, nosotros, que viajábamos en coche, nos informamos en la casa rural en la que estábamos alojados. Entre eso y la ayuda del GPS, no tuvimos ningún problema en encontrar la entrada a la zona que está abierta al público (no todo el parque se puede visitar libremente). Es complicado el indicaros como llegar ya que es una zona en la que las autovías brillan por su ausencia y además, creo que será más fácil que os informéis una vez lleguéis a Croacia.
Quizás una de las cosas que más choca cuando se llega allí es como el turismo ha modificado alguna de las partes del parque para poder hacerlo más accesible al público, por ejemplo el aparcamiento que tenemos justo en la entrada que nos muestra un claro indicativo de la cantidad de turistas que pueden pasar por ahí a lo largo del año.
Pero no me voy a poner tiquismiquis con este tema ya que gracias a esas infraestructuras, hoy en día este privilegiado lugar con toda la flora y fauna que habita en el, se mantiene increíblemente hermoso y protegido.
Los precios de la zona del parque abierta al público son aproximadamente de unos 10€ en temporada baja y casi 15€ en temporada alta.
El mayor atractivo que tiene el parque es la zona del valle en la cual se han formado 16 pequeños lagos entrelazados por cascadas gracias a la formación de barreras travertinas. Estas barreras son una especie de diques creados de forma natural y que hacen que cada lago tenga una altitud distinta. El más alto se encuentra a 636 m sobre el nivel del mar y el mas bajo a 503 m.
A las barreras travertinas se las llama así porque están formadas por una especie de piedra caliza muy suave y porosa que se produce en las aguas cársticas que al disolverse y mezclarse con algas y musgos forma estos fantásticos saltos de agua que sorprenden tanto al turista que va caminando junto a la orilla o cruzando cascadas.
Esto de cruzar cascadas a lo mejor suena a locura cuando se lee así sin más pero es que los encargados del parque han instalado a lo largo de casi todo el recorrido para proteger el paisaje y que no se destroce nada por el paso de las miles de personas que visitan el parque cada año unas pasarelas de madera a lo largo de todo el recorrido que hacen que podamos cruzar zonas completamente inundadas sin necesidad de mojarnos.
Una cosa que os llamará mucho la atención son los cambios de color del agua en los distintos lagos pasando de verdes y azules muy claros parecidos a los del Caribe a grises y azules oscuro como los lagos del norte de Escocia. Este fenómeno se debe a múltiples factores como por ejemplo la cantidad de minerales y organismos de las profundidades, la profundidad en sí del lago o el ángulo con el que incide la luz en la superficie de ellos. Eso si, por norma del Parque Nacional de Plitvička, no se puede bañar nadie en ningún sitio del parque aunque la gente este pasando un calor infernal.
La zona de los lagos esta rodeada de un gran bosque en el que las hayas son el tipo de árbol predominante y en el que viven animales de diversas especies destacando los osos pardos y las distintas aves que hacen de este espacio su zona de cría.
Dentro del parque nos encontraremos con numerosas instalaciones que hacen la visita mas fácil. Hay varios puntos dentro del recorrido en los que encontramos zonas de descanso con algún restaurante y merenderos y, como no, baños y bares donde poder comprar algo de beber para poder sofocar la sed producida por las largas caminatas que nos pegaremos para ver todo el parque.
Aparte de esto, hay varios puntos en los que, si las piernas ya no nos responden como deberían, podemos coger varios medios de transporte para avanzar en la ruta sin cansarnos y sin tener que renunciar a ver ciertas partes como pueden ser unos barcos eléctricos que cruzan uno de los lagos y que nos dan una perspectiva completamente distinta o unos autobuses (super raros) que nos facilitan el descenso al punto de partida.
La ruta que nosotros elegimos fue la mas larga siendo ésta por la parte de arriba del valle para poder observar los lagos inferiores desde una perspectiva superior. Para acceder a esta ruta, una vez que se ve la cascada mas alta en la que hay como unos bancos para poderse echar la foto de grupo, hay que subir unas escaleras que parecen interminables y que hacen que se llegue a la cima con la lengua fuera. Pero esta ruta no te obliga a verlo todo desde esta altura ya que llega un punto en el que se vuelve a estar en la orilla de los lagos para poder continuar con nuestro camino.