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Parque Nacional Quirimbas, Mozambique. Donde el turquesa encandila

Por Magiaenelcamino @magiaenelcamino

 

Nunca supe bien por qué siempre que se piensa en playas de arena blanca y mar turquesa se habla de paraíso. Imgino que es porque la idea nuestra de paraíso se asemeja a un lugar muy bello, con paz, tranquilidad y donde los ojos no dejan de sorprenderse (para bien) ante lo que ven. Si esta es la definición de paraíso, el Parque Nacional Quirimbas, en el norte de Mozambique, lo es.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Llegamos desde Pemba en un camión 4×4 hasta la aldea de Tandanhange. Allí, en uno de sus extremos está el mar. Bueno, no siempre está, porque la diferencia de marea es tan grande que muchas veces es necesario esperar varias horas para poder acceder a los barcos. Ese día el mar estaba muy retirado, por lo que el barco que nos teníamos que tomar estaba muy lejos. Después de esperar unas horas decidimos imitar a los locales y caminar hasta allí. Fueron dos kilómetros de tierra mojada. En algunos tramos parecía “arena movediza”, de esa en la que la pierna se hunde casi hasta la rodilla y cuesta sacarla. Pero finalmente llegamos.

La chapa que llega a Tandanhange.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

Esperando al barco.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

Camino al barco…

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Las nubes en el cielo nos acompañaron todo el viaje y si bien nos ayudaron a no sufrir tanto el calor, no nos perimitieron apreciar el color del mar. Pero esa era la sorpresa que nos tenía el parque cuando llegamos a las islas.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Las islas de Quipaco, Quisiva, Mefunvo, Qulialea, Sencar, Quirimba, Ibo, Matemo, das Rolas y Macaloe, junto con arrecifes, bancos de arena y manglares, conforman la parte del archipiélago de las Quirimbas que integra el Parque Nacional. Cuando la marea baja durante varias horas es posible caminar entre algunas de ellas, pero siempre es bueno averiguar antes con un local.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

La isla más grande y poblada es la de Ibo, sobre la que hablaremos en el próximo post. Pero en Ibo no se puede disfrutar de las playas paradisíacas, en Ibo se disfruta y se conoce la historia de esta partecita del mundo. Para eso ver esas playas es necesario subirse a alguno de los barcos que están todos los días en el  muelle y dirigirse hacia Matemo, Quirimbas y Rolas o hacia algún banco de arena de los cientos que se forman por la zona. El recorrido se puede hacer en barco a motor o a vela. Estos últimos se conocen como dhows y son, obviamente, mucho más lento. Como siempre decimos, la elección estará dada por el presupuesto y las ganas de aventura de cada viajero.

 

Elijas el barco que elijas, la expresión de asombro en la cara y la abertura de los ojos será la misma a medida que se vayan acercando a Matemo y a Rolas. Si uno cree que ya vio el color celeste en el agua, sube la mirada y la ve más celeste. Si uno cree que ya vio aguas transparentes, avanza un poco y las ve más transparentes. Fue una hermosa experiencia, muy recomendable si andan por estos lugares.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 
En la isla de Matemo, además de lodges de lujo para pasar la noche, se pueden encontrar alojamientos económicos en el lado opuesto de la isla. Esta es una buena noticia para los viajeros, ya que existen muchos lugares en el mundo donde las bellezas naturales quedan restringidas a quienes pueden pagar un alojamiento caro. Por suerte, gran parte de estas islas todavía las disfrutan las personas locales y los viajeros con variados presupuestos. Digo “gran parte” porque algunas de ellas, como Quisiva, ya fueron adquiridas por personalidades de la farándula internacional.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 
A 20 minutos de navegación desde Matemo se encuentra Rolas, una pequeña isla con un solo habitante permanente, su guardaparques. Mientras mirábamos entusiasmados el turquesa de las aguas que nos rodeaban, él nos contaba que las familias de pescadores permanecen como máximo una semana en la isla mientras el jefe de familia sale a pescar.

Conversando con el guardaparques.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Escuchando atento la conversación.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

Sin electricidad ni agua potable, Rolas es dueña de muchas historias acerca de los cangrejos que la habitan. Entre ellas, se dice que hay cangrejos de un metro de ancho que se trepan a los árboles para comer cocos. Además, dicen que si no se les pide permiso para fotografiarlos, las fotos se queman… El guardaparques nos desmintió lo del tamaño pero no lo de las fotos… Lo que sí es cierto, es que los cangrejos grandes sólo salen de noche. De día están en sus cuevas, a la sombra, como cualquier habitante de las islas del archipiélago.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

La importancia de la pesca

Si bien el turismo es una actividad reciente, aunque en crecimiento,  la pesca sigue siendo el principal sustento de las poblaciones que viven en las islas. El problema que se presenta es cuando se pesca con redes de manera no selectiva, ya que se captura todo tipo y tamaño de peces, incluyendo los más pequeños. Esos peces pequeños no se comen y no se devuelven al mar, sino que quedan en la tierra y mueren. De esta manera, se impide que lleguen a adultos y que se puedan reproducir. Por ahora, la pesca es abundante y alcanza para alimentar a todas las familias de las islas, pero si no se toma conciencia de este problema el recurso, inevitablemente, se va a terminar. Esta problemática no es exclusiva de Mozambique, sino que es muy común en muchísimas regiones del mundo donde la pesca sigue siendo una actividad de subsistencia familiar.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

Estos son los típicos barcos de pescadores de la zona.

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

 

El Parque Nacional Quirimbas resultó ser para nosotros el pequeño paraíso de este hermoso viaje. Pasamos cinco días llenos de buenas experiencias y los terminamos conociendo a esos amigos del camino que te gustaría seguir viendo muchas veces más. En este caso hablamos de Llátzer, con quien cenamos la última noche, bajo las estrellas, frente al mar, a luz de una vela y disfrutando de una rica cerveza. Al otro día, bien temprano como indicaba la marea, volvimos a la aldea de Tandanhange, pero esta vez, la marea estaba alta y llegamos a la orilla sin problema.

 

Parque Nacional Quirimbas, donde el turquesa nos encandiló

En el próximo post… Ibo, una isla en blanco y en negro.

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