Los que formamos parte de Paso Noroeste no podemos negar la fascinación que nos produce cualquier ruina ancestral, los recuerdos milenarios de ciudades míticas, la riqueza cultural de un pasado mitológico entre piedras y selva que nos haga formar parte momentánea de la historia.
La antigua ciudad Maya de Tikal, en el municipio de Flores en Guatemala, tiene todo lo que puede desear el aventurero que forma parte de la familia de Paso de Noroeste, naturaleza salvaje y restos arqueológicos. Este parque está considerado imprescindible para todo aquel que se considere amante de la arqueología, pero, también, para todos los que sientan una mínima curiosidad por una de las civilizaciones más importantes de toda la América precolombina.
Esta ciudad posee todo lo que se ha visto alguna vez en las películas de Hollywood de aventuras y exploradores; pirámides, palacios, altares para sacrificios, enormes templos atribuidos a la adoración de terribles y sanguinarios dioses, e incluso antiguas residencias, palacios y el juego de la pelota.
El parque de Tikal ofrece la oportunidad única de convertir a sus visitas en auténticos descubridores de tesoros. Y es que buena parte de esta ciudad sigue oculta bajo la tupida maleza de la selva. Adentrarse en el interior de esta exuberante maleza abre la posibilidad de encontrar edificios y ruinas sin descubrir y sin catalogar.
Ubicación y breve repaso histórico de Tikal
Este parque se sitúa a unos 3 kilómetros de la pequeña y hermosa Isla de Flores, en el departamento de Petén. El yacimiento arqueológico que se ubica dentro de este entorno natural es uno de los más antiguos y de mayores dimensiones del mundo maya. En 1979, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su biodiversidad y belleza.
Su primer nombre conocido era el de Yax Mutul, aunque, posteriormente, los mayas itzaes le cambiaron el nombre por el del actual Tikal, que quiere decir Lugar de las Lenguas. Se estima que ya se encontraba habitada al menos 1000 años a.C, aunque los expertos datan las estructuras monumentales que le dan fama en el siglo IV a.C.
Posiblemente, en su época de máximo esplendor, entre el 200 y el 900 d.C, la ciudad llegó a tener alrededor de 150000 habitantes, siendo una de las más importantes en toda Sudamérica, junto a la mexicana de Calakmul. Esta preponderancia no duró demasiado tiempo, ya que mantenía continuos conflictos con otras ciudades del imperio, como Uaxactún, Narango o El Caracol, que fue la que la derrotó a finales del periodo clásico, sustituyéndola como centro de poder en el sur.
En el siglo X d.C la ciudad fue abandonada, posiblemente debido a un periodo largo de sequías, para ser devorada por la selva. Fue en 1894 cuando se llevó a cabo su descubrimiento de forma oficial, aunque los lugareños conocían bien las ruinas, gracias a una expedición dirigida por Modesto Méndez y Amborsio Tut.
En la actualidad, la Universidad de Pennsylvania y el Gobierno de Guatemala son los encargados de realizar los trabajos arqueológicos que se llevan a cabo, y que parece que no van a terminar nunca, a tenor de lo que la selva parece esconder.
Qué se va a ver en Tikal
El espacio ocupado por Tikal es inmenso, nada menos que 120 km2 en los que podrían llegar a figurar más de 5000 estructuras, de las cuales hasta el 90 % todavía se mantienen ocultas en el interior de la selva. La parte visible, por su parte, es muy fácil de visitar, ya que cuenta con un circuito de senderos que acercan a los turistas hasta los lugares más interesantes del yacimiento. Una vez aquí, es aconsejable hacerse con un mapa, comida y agua, ya que el recorrido puede tardar más de 5 horas en completarse.
La Gran Plaza
Centro neurálgico de toda la ciudad, principio y fin de Tikal. Aquí se encuentran los monumentos más interesantes e impactantes de todo este entramado de estructuras de piedra. Nada menos que 45 edificios, altares, estelas, sepulturas, pirámides y templos para hacerse una idea global del lugar que se visita.
El Templo del Jaguar
Es esta la edificación más imponente de la Gran Plaza y la más famosa de todo Tikal.Se trata de un edificio piramidal que aparece en un sinfín de guías turísticas y películas taquilleras, como Star Wars episodio IV, La amenaza Fantasma o Moonraker, de la saga de James Bond. El nombre de jaguar se debe a la figura de este animal que se encuentra esculpida en el dintel de su puerta principal.
El Templo del Jaguar mide 47 metros de altura, construido entre el 40 y el 750 d.C bajo el gobierno de Jasaw Chan K'awiil I, que fue enterrado en su interior junto a un buen número de objetos de lujo y artesanía. Fue considerada la puerta de entrada al inframundo.
El Templo de las Máscaras
El segundo templo en importancia también fue construido por orden del gobernante Jasaw Chan K'awiil I, en el año 700, como monumento a su esposa kalajuun Une' Mo', aunque nunca se encontraron restos de ninguna persona en su interior. Mide 38 metros y es posible su ascenso mediante una escalera de madera por la parte trasera. Existen dos máscaras a cada lado de la escalera central, que son las que le dan el nombre a esta estructura.
Acrópolis Central
Ubicada frente a un antiguo juego de pelota maya, en uno de los laterales de la Gran Plaza, ocupa alrededor de 1,5 hectáreas. Aquí se localizan edificios administrativos y residenciales para la familia real de Tikal.
Acrópolis Norte
Una plataforma de piedra caliza de 100 metros aproximados sirve de base para la edificación de imponentes pirámides, templos, estelas... y hacía las funciones de necrópolis real, por lo que aparecen numerosas cámaras funerarias de familias reales y gobernantes. De entre todas las estructuras, el Templo 33, una pirámide funeraria de 33 metros de altura, destaca por la enorme máscara de piedra del Dios de nariz larga.
Las pirámides gemelas Q
Complejo construido para conmemorar el fin del decimoséptimo período de K'atun, que no es otra cosa que un ciclo de tiempo que equivaldría a un periodo de 20 años en el calendario maya. Está ubicado sobre una plataforma natural de base cuadrada en el que hay dos edificios y dos pirámides simétricas, situadas en el extremo este y en el oeste, respectivamente. Frente a ellas se disponen algunas estelas y altares perfectamente alineados.
El Mundo Perdido de Tikal
Bajo este singular nombre, se presenta el mayor complejo ceremonial de Tikal. Este Mundo Perdido se extiende por nada menos que 60000 m2 entre los que se distribuyen 38 estructuras, la más antigua del año 700 a.C. Se le supone una función astronómica para la observación de las estrellas según la posición de la escalera este de la Gran Pirámide y otros tres templos más, usados para el trazado de equinoccios y solsticios.
Pirámide Mundo Perdido
Con una altura de 31 metros y una anchura en su base de 67,5 metros, esta es la estructura más importante de Mundo Perdido. Desde lo alto de esta pirámide se aprecian unas magníficas vistas de todo Tikal, pero para subir habrá que superar una empinada y larga escalera de madera, ya que las propias de la pirámide no se pueden usar.
El templo Talud-tablero y el Palacio
Otras dos estructuras de interés completan el Mundo Perdido de Tikal. El templo Talud-tablero en ruinas mide 22 metros de alto, que en sus orígenes podría haber albergado un santuario con tres cámaras superiores. El Palacio, por su parte, está formado por tres estructuras diferenciadas que rodean un patio central. Este espacio no tendría, a diferencia del resto, una única función ceremonial, sino también de ocio.
El templo de la serpiente bicéfala
En esta ocasión se trata de un templo funerario situado al Oeste de la Gran Plaza, mide 70 metros de altura, lo que lo convierte en el más alto de Tikal. Era uno de los más grandes de América Precolombina hasta que se descubrió la Pirámide La Danta, en la antigua ciudad maya El Mirador.
La construcción del templo de la serpiente bicéfala tuvo lugar bajo el mandato del Rey Yaxk'in Cha'an Chac, alrededor del año 470 d.C. Su función era ceremonial, aunque también sirvió para el estudio del firmamento nocturno en su parte superior.
También fauna y flora
Pero entre tanta pirámide y templo te puedes ver sorprendido por una fabulosa fauna silvestre y naturaleza vegetal salvaje típica de las selvas más profundas. Los árboles más imponentes son la Ceiba (árbol sagrado para los mayas), la caoba hondureña, el cedro americano... aunque, posiblemente, lo que más impresione al visitante sea oír el lejano rugir de algún Jaguar o un Puma. Lo que seguramente oirán con seguridad será a los monos aulladores que se observan en los límites del yacimiento arqueológico saltar de rama en rama.
También es probable que se reciba la visita de los monos arañas, tarántulas, cuatíes, tucanes y varias especies de loros.
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