Parra, el último de los grandes

A los 103 años muere Nicanor Parra. Poeta chileno, y buceador de la realidad, que devolvía en poemas envueltos de sarcasmo e ironía.

En este mundo dominado por el materialismo y el consumo, pareciera ser que los poetas son inofensivos y, unos soñadores empedernidos. No desestabilizan el orden establecido, o eso pareciera ser.

Los poetas no son leídos masivamente, no están en los medios de comunicación, a menos, claro, cuando mueren.

Parra nos dice de su poesía:

La montaña rusa

Durante medio siglo la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices

Estaba dotado de un sentido del humor reflexivo, y  la sensibilidad de los artistas. Fue profesor de física y matemáticas. Quizá esa combinación de lo racional y artístico hace de su poesía algo único.

Antipoeta y crítico mordaz de  esquemas y estereotipos. Su poesía, en última instancia, es profundamente humana. Aqui un fragmento de un poema suyo:

Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
“¡Las risas de este libro son falsas!”, argumentarán mis detractores
“Sus lágrimas, ¡artificiales!”
“En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza”
“Se patalea como un niño de pecho”
“El autor se da a entender a estornudos”
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.
“¿A qué molestar al público entonces?”, se preguntarán los amigos lectores:
“Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos,
¡Qué podrá esperarse de ellos!”
Cuidado, yo no desprestigio nada
O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista,
Me vanaglorio de mis limitaciones
Pongo por las nubes mis creaciones.

La obra de Parra, y el mismo, pasarán a ser objeto de estudio. Se buceará en sus poemas, se pretenderá entrar a su intimidad, tan celosamente resguarda por el. La mejor forma de entender y conocer a Nicanor Parra, es leyendo su poesía.