3De vuelta al mundo.
El cuarto de mis batallas sentimentales permanecía en calma, esa noche ya no había recuerdos voladores atormentándome, ni un mundo tridimensional sacándome de quicio. Era yo quien gobernaba; aunque las lágrimas eran imparables, sólo había una razón para ellas; ¡una maldita pregunta a la que no le hallaba respuesta! — y nunca la tendrá—.
¿En qué momento Mario dejo de amarme?
A la que se le unía el Por qué, ¿Qué hice para que no me amara más? Una pregunta siempre llevara a la otra.¿Por qué no me dijo la verdad?; ¿No confiaba en mí?; ¿Quién cree que soy?...Borré las ideas y trate de dormir, el próximo día debía enfrentarme de nuevo a la vida, a mi vida que me esperaba en la gran ciudad. Desperté temprano en la mañana, subí las maletas al auto de papá y me dejó en la parada del autobús, me despedí de ellos e inicie mi viaje de cerca de tres horas. Para pasar el rato escuché mis canciones favoritas en el IPod.El día soleado que me acompañaba me dio la certeza que allí si era mi lugar, en la gran ciudad, donde nadie me conoce, donde veo los rostros pasar a mí alrededor y ninguno me recuerda mi tristeza.Llegué al fin a casa, descargue pronto mis maletas y me tiré sobre la cama, su sensación de suavidad me hizo imaginar por instante que flotaba en una nube, cerré los ojos y entonces entendí que aunque hubiera puesto tierra de por medio había algo dentro de mí que no conoce de distancias por mas obligadas que sean; mi corazón. A él jamás lograré engañarle, y aunque mi mente asumía esta nueva estancia como un renacer, él no iba a olvidar y allí me bajé de nube de algodón y frente a mis ojos me mostró la realidad que yo escondía.En la mesilla junto a mi cama yacía la primera foto entre Mario y Yo en uno de nuestros paseos fuera de la ciudad. Yo me estaba engañando al fingir libertad sin reconocer que a donde fuese; las cadenas me ataban igual de fuerte. Tiré la foto enseguida, como un acto repentino de prevención al llanto, ¡Mentira! hasta las sabanas de esa cama guardaban el aroma de los días felices que vivimos juntos. Todo ese lugar estaba inundado de la presencia de Mario, debía acostumbrarme a su ausencia, pero a la vez le extrañaba a rabiar. Y entre lágrimas llene de gritos aquel lugar:— ¿POR QUÉ? — MARIO DIME ¿POR QUÉ?... — ¿NO VEZ QUE ME ESTOY MURIENDO…? — ¿No te das cuenta que tu maldito fantasma no hace más que perseguirme a dónde voy?— ¡APARECE! ¡VEN! ¡Ríete al menos de mí y dime que no me amas!— ¡HABLAME! ¿Quieres enloquecerme?...Pues lo has logrado, No sé cómo seguir… — ¡MIRAME! Acabaste conmigo… ¿Ya estás feliz? Me dejaste sin corazón…sin vida… Sin tí…Después gritar por todas partes caí en medio de la sala, me acosté en posición fetal y trate de calmarme, era verdad; estaba enloqueciendo, además si no lo sacaba de adentro me iba a ahogar. Fue difícil, pero funcionó, me sentí mejor; además sí iba a enfrentar de nuevo al mundo debía eliminar el veneno que corría por mis entrañas.Sonó el teléfono, era mamá: — Hola hija, ¿has llegado bien?— Sí mamá, aunque estar sola es peor de lo que imaginé; todo lo que hay en esta casa me atormenta.— No dejes que este momento de soledad le ponga ceniza a tus ojos ni te robe la sonrisa, saldrás de esto, pero poco a poco.— ¿Cuánto tiempo mamá? ¿Cuántas veces tendré que recordarlo para poder liberarme?— Hija mía me duele tu dolor pero yo te lo dije. Creo que aprendiste que la inocencia es la que mata. Yo sólo espero que pronto pase tu tristeza y que no vuelva a salir del baúl del olvido este trago amargo que bebiste.— Mamá, yo tengo derecho a mi nostalgia. Pero dime ¿no crees que hay verdades que es mejor no saber?— No lo digas más, nadie puede depender eternamente del engaño ¡Malditos los hombres que no saben más que asesinar el corazón! Ya llegará quien te dé sonrisas sin parar y te llene los ojos de la luz del amor verdadero.— Mamá, yo prefiero no pensar en enamorarme de nuevo, no quiero volver a pasar por esto.— Yo te dije que ese hombre te iba a dar la traición por casa, no pude hacer nada para evitarlo, pero ya que sabes la verdad úsala para seguir tu camino, tienes una vida que te espera y ahora ¡Carla! ¡Por favor! Guarda esas lágrimas para cuando las necesiten en realidad. El día que me muera, por ejemplo.Hubo un corto silencio, que me sirvió para pensar en que aunque mamá sonaba dura conmigo, me estaba dando la lección más grande de mi vida, ella sufría al verme sufrir, pero no permitía que eso la devastara. Era hora de demostrar por qué era hija de una mujer tan valiente y fuerte como ella.— Tu padre te manda decir que no olvides que de la serenidad depende la sabiduría y que si ese amor hubiera sido verdadero no estarías sufriendo. — Madre, quizá su silencio nunca mintió…— Hija, las justificaciones sobran y más cuando se falta al respeto., Él tuvo todo el tiempo para decirte la verdad, sabes que entiendo tu pena pero no te dejare morir en ella. A ése le falta el corazón, le empalagó tu dulzura. Ahora, ve y disfruta de ese cielo que no está invadido de su egoísmo. Te llamo luego, no olvides que te amamos. Quizá a mí la genética debió darme la fuerza de voluntad incorruptible de mamá en vez del corazón sensible de papá. ¿Por dónde empezar a armar el puzzle de mi vida? Le hacen falta un par de fichas, espero que no afecte el resultado.Me levanté del suelo, puse en marcha el plan Z, si porque es la última opción de mi lista de opciones y la que me menos me gusta hacer: Orden.Soy un alegre caos, soy feliz en mi orden muy desordenado, pero debía organizar mis cosas: la ropa, los zapatos y demás que traía en la maleta de viaje.Tardé un par de horas, pero si mamá lo viese me daría un cinco en su escala de diez y eso es mucho aún para mi tan acostumbrado dos, con lo que entendí que mantenerme ocupada me obligaba a no pensar en mi desgracia de tener los cuernos como ciervo tibetano. Bueno hasta que trate de pasar por la puerta y quede atascada… —¡es broma!—.Salí de casa, tenía tanta hambre… y eso es algo que no dejo pasar. Llegué al market y recordé lo maravillosas que son las compras y el buen efecto que hacen en una mujer; porque gastar el dinero sí que nos relaja. Compré de todo de lo que me antojé y al salir de allí, me hacían falta brazos para cargar los paquetes, por fortuna vivo a solo un par de calles del Market.Me dediqué esa tarde a disfrutar de los placeres culinarios. Hice pasta en salsa bolognesa –mi favorita- y tomé algo de vino tinto que es la más grande de mis tentaciones. A pesar de que tengo claro que si quiero ser cirujana y de las buenas, no puedo seguir echando mano de la cava de vinos.Y como dicen… “Barriga llena y corazón contento” yo estaba en paz, tenía calma. Un tiempo a solas conmigo misma, demostrándome que debo quererme primero y hacerme feliz es una buena terapia.Casi a las diez recibí una llamada de Alexa, algo preocupada por mí — raro en ella que no se afana por nada ni nadie —. Le dije que estaba bien y aunque no me creyó — al principio — le aseguré que no me iba a cortar las venas; aunque obviamente no había sanado mi herida profunda. Además, todos los métodos de suicidio implican dolor, ella podía estar tranquila; no lo iba a hacer, me aguantaría las ganas. Sonreímos juntas y luego dijo: — Tonta, la quiero mucho y lo sabe, me llama por lo que sea.Ella es de esas amigas sinceras y firmes, que no te dejan botado a la mitad del camino. Yo sé que puedo confiar en ella y que siempre lo que dice lo cumple, así se tarde un poco. Nada comparado conmigo que lo único que cumplo son años y eso porque es un acto involuntario y generado por la naturaleza.Pero pensándolo bien debo ser agradecida, si un hombre no me quiso lo suficiente, tengo amigas que me aman sin fecha de vencimiento. Después de mi reflexión profunda a cerca de la amistad y de haberme propuesto ser una mejor amiga; me tiré al sofá y al mejor estilo de película americana, tenía un tarro de helado de litro y un cucharon. Busqué en la tele algo para ver y la vida escogió que en ese momento yo viera una peli basada en la amistad, para enseñarme que el amor puede ser temporal pero la amistad verdadera es permanente. La peli era Sex in the city 2 the movie, sí de la serie con Sarah Jessica Parker y demás. Una de mis series americanas favoritas y más porque mi vida y la de Carrie Bradshaw se parecen un poco — no porque sea la protagonista—.Cuando terminó era casi media noche, no había ni muestra de sueño en mis ojos y tal vez por tanto helado, mis neuronas parecían niñas saltando en un sofá. Puse algo de música y nada mejor — para mi — que The Bee Gees “Stayin’ Alive”“And ev'rybody shakin'And we're stayin' alive, stayin' alive.
Ah, ha, ha, ha,
Stayin' alive.
Stayin' alive.
Ah, ha, ha, ha,
Stayin' alive.” Y alli estaba yo tratando de imitar los pasos de baile de Saturday´s Night Fever. Sólo hacía falta John Travolta. Algo de locura no cae mal; al fin de cuentas reír siempre será mejor que llorar y no me causa dolor de cabeza.Pero como no hay felicidad completa... “How deep is your love” me trajo de nuevo a la realidad.Apagué la música antes de que los vecinos se quejaran por el ruido y me metí en la cama. Que parecía más un glaciar, era una noche fría en extremo; afuera quizá unos ocho grados adentro diez a lo mucho. Ni modo, yo misma había elegido esa ciudad por su clima. Ahora que lo pienso, soy experta en inyectarle frialdad a mi vida, empezando por el clima de las ciudades donde he vivido: ¿Será que también Mario noto esa frialdad y por eso se alejó?... —Carla será mejor cerrar los ojos y no pensar más — me reprendí.Continuara…Isa Quintín
¡Gracias por leer!