La interacción con animales es un tipo de actividad que suele gustar a los niños. Es posible disfrutar de la experiencia de compartir una jornada de anillamiento científico de aves con un experto, pasando un día al aire libre en el que tanto niños como adultos pueden aprender mucho.
El anillamiento de aves es una actividad que se realiza en España regulado por Ministerio de de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y cuyos datos se coordinan a nivel internacional. Gracias a ella es posible saber más sobre la actividad migratoria de las aves, lo que además del conocimiento en si mismo, puede ser de vital importancia para predecir la evolución de epidemias como fue el caso de la gripe aviar.
La actividad que os voy a contar está organizada por ENARA Educación Ambiental y consiste en acompañar a un anillador de aves profesional (de los 1000 que existen en España) en un día de trabajo, ayudando en lo posible. En este caso nos hemos desplazado hasta un lugar cerca del municipio de Las Rozas en Madrid.
Por la mañana temprano el anillador ha instalado las redes invisibles (tres en tres lugares distintos) y sobre las diez de la mañana viene a recoger al grupo que le vamos a acompañar. Recorremos un sendero y nos enseña las redes que ha colocado. Son de malla muy fina y resultan invisibles a los pájaros. Avanzamos y llegamos al campamento, una pequeña mesa de campo, donde nos explica la esencia de la actividad, los métodos, tipos de anillas, etc.
Una vez aprendido lo básico vamos a visitar las redes para ver si ha caído ya algún pájaro. Este recorrido se hace cada hora, por lo que lo repetimos varias veces a lo largo de la mañana y tengo que decir que en todas las ocasiones había uno o mas pájaros.
En cada paseo volvíamos al campamento con los pájaros en una bolsa de tela. Allí se efectuaba el anillamiento durante el cual íbamos aprendiendo detallles. Mucha información que podría habernos enchufado con el primer pájaro, pero que nos fue dosificando, de forma que a lo largo de la mañana, con cada pájaro que anillábamos aprendíamos algo nuevo.
Aprendimos a distinguir algunas especies, ruiseñores, currucas, jilgueros, etc. También nos enseñaron como saber si un pájaro es insectívoro o granívoro por su pico, a saber si tiene huevos, a conocer su sexo, a medir la cantidad de grasa que nos indica si se prepara para una migración, a pesarle, medirle, etc. Vimos el oído, la glándula que les sirve para lubricar sus plumas, y mucho, mucho mas.
Al terminar el anillamiento y la toma de datos de cada ejemplar, nos turnábamos cada uno de nosotros para efectuar la suelta de los pájaros. Este es uno de los momentos en los que mas cuidado hay que tener para no dañar al animal.
Aprendí otras curiosidades que desconocía. ¿Sabias que los pájaros cuando migran pueden dormir en vuelo?, ¿y que pueden reproducirse en vuelo sin necesidad de penetración? ¿o que pueden recorrer 600 km sin parar?. Si,, aprendimos mucho. Por cierto, solo tienen memoria de dos días, por lo que al tercero se podría volver al mismo sitio y volverían a caer.
El lugar y el día invitaban a rematar allí la jornada a pesar de que la actividad de anillado termina antes de la hora de comer. Las tres familias que íbamos nos habíamos organizado y llevamos comida. El día lo completamos con charla de sobremesa, un paseo por el campo y algo de tono en la piel. no me entretuve mas en las fotos que era hora de comer.
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Si te animas a participar en una actividad de anillamiento de aves, te invito a venir después por este blog a contarnos que te ha parecido.