Revista Opinión

Partidos políticos y sindicatos "contaminan" y debilitan el movimiento popular español y la lucha por la regeneración

Publicado el 17 septiembre 2012 por Franky
La manifestación del 15 de septiembre en Madrid, organizada para protestar por los recortes, no fue un éxito por culpa de los sindicatos, organizaciones tan deterioradas y desprestigiadas que contaminan y debilitan cualquier expresión popular de resistencia o protesta. Lo mismo ocurre con los partidos políticos, cuya credibilidad y prestigio están por los suelos y son considerados cada día por mas ciudadanos como parte importante del problema de España, nunca como solución.

Hay en España ganas de protestar y razones para la protesta para que las calles de Madrid se hubieran llenado de ciudadanos indignados ante los desatinos, errores, arbitrariedades, injusticias y abusos del poder político, pero la manifestación, a pesar de haber sido financiada con el flete de casi un millar de autobuses, ni siquiera congregó a cien mil personas, todo un fracaso que sólo es explicable si se tiene en cuenta que los que organizaban y encabezaban la manifestación son gente despreciada y rechazada por la inmensa mayoría de los españoles descontentos.

Los expertos y observadores se sorprenden de que en España la protesta sea tan débil, a pesar de que existen suficientes razones y argumentos para que millones de ciudadanos salgan a la calle para rechazar con fuerza invencible canalladas, dramas y arbitrariedades tan graves como la injusticia generalizada, las subidas abusivas de impuestos, la ineficacia del poder, la negativa de los políticos a adelgazar un Estado monstruoso e incosteable, la corrupción generalizada, política e institucional, el desempleo masivo, la caída de los valores, el avance de la pobreza y la pérdida continuada de derechos, servicios y logros democráticos.

La única explicación de esa paralización de la sociedad española ante el fracaso de sus políticos y los reiterados abusos de poder e injusticias es que la presencia en las protestas de partidos políticos y sindicatos disuade, contamina y debilita cualquier movimiento de protesta o resistencia. Hay cientos de miles de españoles que saldrían a las calles si tuvieran la garantía de que su protesta no iba a ser capitalizada y manipulada por partidos políticos, políticos profesionales y sindicalistas, que son los grandes culpables del drama que padece el país.

España necesita movimientos ciudadanos limpios y sin contaminación, nacidos en la sociedad civil y alejados por completo de partidos y sindicatos, dos sectores malditos y tan contaminados que generan rechazo y desprecio. El éxito inical del movimiento de los "Indignados" y del 15 M se debió a que los ciudadanos les percibieron, al principio, como un movimiento espontáneo, al margen de los partidos y sindicatos. Esa independencia y limpieza generó un apoyo inusitado y sorprendente de los ciudadanos a los jóvenes indignados, a los que regalaban todo tipo de cosas y a los que se sumaban familias enteras cargadas de ilusión ante un posible cambio democrático, una fuerza que se diluyó como un azucarillo cuando los ciudadanos empezaron a sospechar que el movimiento estaba infiltrado por partidos políticos como Izquierda Unida y capitalizado por políticos oportunistas.

El divorcio entre ciudadanos y políticos es en España mucho mas grave de los que la gente piensa y tendrá consecuencias graves, durante décadas, en el panorama político español. Partidos, sindicatos y políticos profesioanles no sólo son ya objeto de rechazo para cientos de miles de ciudadanos, sino que, además, suscitan desprecio y hasta odio en muchos demócratas, plenamente convencidos de que políticos y sindicalistas, como indican las encuestas, son los principales obstáculos, junto con periodistas y jueces, para que España deje de ser una pocilga e inicie la ansiada ruta hacia la regeneración y el despegue económico.



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