Pulsos de luz de Torre Picasso, en el Azca madrileño.
Foto © AJR, 2019.
se escriba nuestra vida, aunque pensemos
que hay párrafos distintos mientras vemos
la escritura dispar que, a cada paso, el azar nos depara, y aunque el vaso
de nuestra sed rebose de blasfemos
acordes de impaciencia y aun de memos
memes de momos mustios, que no es caso de enumerar ahora; o igual que esa
partitura que cifra la gran obra
en sólo tres compases y un dilema, pues siempre es otra voz, y sin sorpresa,
la que vuelve a fingir que está de sobra
la nota decisiva...:— este poema.