Cuando los perros de mi mente ladran
y anochesco hasta quedar oscuro,
perdido en la mayor de mis noches;
Cuando la madrugada parece un horizonte,
y como el mar, una y otra vez, me aleja;
cuando trueno sin el más mínimo relampago
y mi boca se convierte en desiertos...
LLORO.
Lloro como tormenta de verano,
como río embravecido que perdió su cauce,
lloro como viento Zonda
arrasando a mi paso mis recuerdos.
LLORO
hasta parirme limpio y sano de nuevo.