«PAS DE DEUX… MAIS NON PLUS»,
CON UN PAR DE EJEMPLOS DE VIDAS CRUZADAS
Henri de Toulouse-Lautrec: Baile en el Moulin Rouge
("Dressage des nouvelles par Valentin-le-Désossé") (detalle); 1890.
Museo de Arte de Filadelfia, colección McIlhenny.
Hay que reconocer, pese a lo que perece, y por eso mismo, que las parejas de baile sobre la pista son más bien disímiles y seguramente tan azarosas que no va a resultar fácil verles la razón de fondo. Pero no me van a negar a estas alturas que la vida tampoco pide permiso a nadie para juntar a, por ejemplo, ‘El empresario que pensaba hacer fortuna con el tráfico de caurís’ con ‘La cliente estafada que perdió el cabello queriéndoselo teñir’; o a ‘La vicebibliotecaria que rodeaba con trazo rojo las críticas de ópera’ con el individuo conocido como ‘El cochero enamorado que creyó que había una rata debajo de la tapicería’; y mucho menos, ya que en este caso se trata de una danza grupal o más bien tribal, a ‘Los mozos pasteleros que traían canapés calientes para la gran fiesta’ y se dirigían muy zalameros hacia dónde estaban ‘Pip y La Minouche derramando la jarra de leche de la enfermera’. Claro que, en lo tocante a vidas cruzadas, es muy difícil superar los ejemplos aportados por ‘El soldadito encerrado con su novia en el ascensor averiado’ o el de ‘La inglesa “au pair” que leyó por fin la misiva de su boy-friend’. La danza de la vida tiene estas cosas.
(LUN, 702 ~ «Perec al paso», 129-136)