Revista Opinión

Pasados arcanos de decisiones difíciles

Publicado el 19 agosto 2019 por Carlosgu82

Diálogos inherentes y fotografías taimadas

Amor, sexo, drama, comedia, pasión y un centenar de palabras más convencionales, que se usan a modo de comodín para rellenar, de normal, el diálogo de una película como la que este texto dedica, y por consiguiente, las líneas de esta crítica. Sin embargo, en extrañas ocasiones cuando la razón de las letras o el mismo escritor es mediocre la moral permite usarlas para dar pie al texto propio. De este modo, rellenar las primeras líneas del escrito.

Dicho esto las secuencias, fotografía y giros argumentales y narrativos anidan de forma perfecta, casi armónica, en el contexto tanto de la película como del pasado que ilustran. Ejemplo de ello es la escena donde con un filtro azul que alberga toda la pantalla, símbolo de pureza y tranquilidad, Sophie se sincera sobre su padre, cómo era, qué pensaba. Sophie se enfrenta a lo más duro, a lo más crudo y sórdido de la guerra, evidentemente, la posguerra y el recuerdo de aquellos santos que vivieron un infierno y murieron ahí.

Cabe reseñar la forma tan poco convencional con la que Alan J. Pakula hospeda a la Segunda Guerra Mundial en un segundo plano, para vestir y maquillar como dama de honor el drama que Sophie exhala con cada suspiro silencioso. La guerra más significativa del siglo XX reducida o dilatada, según como se mire, a un drama doméstico.

“Hay tantas cosas que no puedes entender, hay tantas cosas que yo no puedo contarte” Entre sollozos tartamudeaba Sophie, con un hilo de aliento, con vergüenza entre las palabras. Con esta cita se podría resumir el film. Como catarsis del cometido final de la protagonista, desvelar su secreto.


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