Revista Opinión

PASAR HAMBRE PARA DIVERTIRSE. Hoy, hace 20 años. 6 de septiembre de 2002

Publicado el 06 septiembre 2022 por Cronicasbarbaras

Hay comparaciones enternecedoras pero erróneas sobre los gastos en el fútbol: por ejemplo, que con lo que cuesta Ronaldo Nazario en un año se le duplicaría durante el mismo tiempo la comida a 55.000 hambrientos que se alimentan con el valor de un dólar diario.

Porque parte de esa gente, al menos, no destinaría los recursos extraordinarios a sus necesidades indispensables: en civilizaciones providencialistas, no educadas en el utilitarismo occidental, suelen preferir ritos y fiestas tribales.

Aún durante la hambrienta posguerra española, había una sola elección democrática en muchas familias: “Cine, o cena”, y elegían cine y hambre.

Para divertirse, si no existiera Ronaldo Nazario, ese brasileño genial que marca goles como pelotitas tiene la Lotería Nacional, alguien lo inventaría y le pagaría a su sustituto las misma prebendas que al original, porque los seres humanos son aún tribales y necesitan fiestas y tótem en los que proyectarse.

Entre los grupos que pasan más hambre destacan unas tribus en el Pacífico que sufren horribles calamidades durante años mientras engordan gigantescas piaras de cerdos que, debidamente administrados, les servirían de manutención regular.

Pero no: los ceban al máximo, los matan en una gran fiesta, incluidas las cerdas reproductoras, y comen lo que pueden durante tres o cuatro días; el resto, alimento para varios años, se corrompe.

Tras el descomunal banquete, vuelven a pasar hambre, mientras crecen unos pocos animales supervivientes que poco a poco volverán a reproducir las grandes piaras.

Así somos aún, y por eso los pobres hacen ricos a Nazario y a tantos otros.


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