Revista Viajes

Pascua en Rumanía: Transilvania I: Brasov, Sighisoara

Por Pilaryluis

Pascua en Rumanía: Transilvania I: Brasov, Sighisoara

Plaza Sfatului de Basov


 Rumanía durante la Semana Santa de 2014.
Otra etapa del diario q
ue Luis esta escribiendo en la página de Los viajeros con varias partes: Introducción, Valaquía, Transilvania y Bucovina
Esperamos que esta información resulte práctica para organizar un viaje por tu cuenta.  Que lo disfrutéis!.
Luis en el Palacio del Parlamento de Bucarest Esta entrada forma parte del diario sobre Rumanía que Luis esta escribiendo en la página de Los viajeros. Realizamos un viaje de 10 días en abril de 2014, coincidiendo con la Semana Santa. El diario lo ha dividido en tres partes: Introducción, Transilvania y Bucovina e iremos publicándolas en el blog al tiempo que se publican en la página de los viajeros. Esperamos que esta información resulte práctica para organizar un viaje por tu cuenta. Que lo disfrutéis!.
Articulo original en: http://viajararatos.blogspot.com.es/2014/05/pascua-en-rumania-introduccion.htmlEsta entrada forma parte del diario sobre Rumanía que Luis esta escribiendo en la página de Los viajeros. Realizamos un viaje de 10 días en abril de 2014, coincidiendo con la Semana Santa. El diario lo ha dividido en tres partes: Introducción, Transilvania y Bucovina e iremos publicándolas en el blog al tiempo que se publican en la página de los viajeros. Esperamos que esta información resulte práctica para organizar un viaje por tu cuenta. Que lo disfrutéis!.
Articulo original en: http://viajararatos.blogspot.com.es/2014/05/pascua-en-rumania-introduccion.htmlEsta entrada forma parte del diario sobre Rumanía que Luis esta escribiendo en la página de Los viajeros. Realizamos un viaje de 10 días en abril de 2014, coincidiendo con la Semana Santa. El diario lo ha dividido en tres partes: Introducción, Transilvania y Bucovina e iremos publicándolas en el blog al tiempo que se publican en la página de los viajeros. Esperamos que esta información resulte práctica para organizar un viaje por tu cuenta. Que lo disfrutéis!.
Articulo original en: http://viajararatos.blogspot.com.es/2014/05/pascua-en-rumania-introduccion.htmlVer las entradas anteriores:
1.-Pascual en Rumanía. Introducción
2.-Pascua en Rumanía. Valaquia
3er día: BRASOV y FAGARAS
Nuestro plan es visitar el Monasterio Brancoveanu, que presume de ser el más rico de toda Rumanía. Tomamos un taxi a la Autogara 1, justo al lado de la estación del ferrocarril.
Nada más llegar encontramos una furgoneta que lleva nuestro destino: Fagaras. No tarda mucho en salir, así que embarcamos (7 RON cada uno) y en menos de hora y media cubrimos los 70 kms.  Fagaras es la puerta de entrada a una región de imponentes montañas, que la locura megalómana de Nicolae Ceausescu se empeñó en atravesar con una casi imposible carretera: la Transfagarasan. Esta agradable ciudad tiene un pasado glorioso; como testigo del mismo se conserva una fortaleza realmente bonita y a la vez temible (fue prisión para detenidos políticos hasta hace unas décadas), rodeada de murallas y de un foso ajardinado en el que nadan plácidamente los cisnes. Hoy es lunes y el museo que alberga la fortaleza está cerrado, pero podemos entrar en el patio y también subir a las murallas a contemplar la llanura (las montañas apenas se adivinan desde aquí).
Volvemos a la travesía principal y negociamos con un taxista, que resulta ser un chico simpático y espabilado. Se llama Dorel y habla muy bien italiano, de hecho se ha pasado media vida en Italia, hasta que perdió el trabajo como tantos otros. Dorel acepta llevarnos al monasterio y esperar el tiempo que haga falta por 70 RON.

Pascua en Rumanía: Transilvania I: Brasov, Sighisoara

Entrada al Monasterio de Brancoveanu

El Monasterio Brancoveanu recibe su nombre del príncipe valaco que lo fundó a finales del siglo XVII, pero se le llama también Monasterio de Sambata porque está en los alrededores de un pueblo llamado Sambata de Sus. En Rumanía, al igual que en España, muchos pueblos se nombran por parejas: uno se llama de sus (de arriba) y el otro de jos (de abajo) xD
El monasterio está en un bello y sereno paraje, con montañas nevadas al fondo, y al entrar comprobamos que seguramente debe ser muy rico puesto que todo parece "a estrenar". La iglesia principal conserva los frescos originales en su interior, pero en realidad el monasterio debe su fama al taller de iconos pintados sobre cristal, cuyas muestras más antiguas se conservan en el museo (hoy cerrado). También tienen una hospedería en la que se alojan los artistas que vienen aquí a practicar; entramos en el vestíbulo y vemos una muestra de iconos contemporáneos; a mí no me gustan, prefiero los de toda la vida, pintados sobre madera o moldeados en metal. También hay una tienda grandísima que ofrece toda clase de recuerdos; las chicas compran un perfume con esencias presuntamente milagrosas y Dorel se lleva también un rosario de madera con cruz y algunas pulseras.
De vuelta a Fagaras, Dorel nos indica la acera en la que paran los autobuses regulares y luego nos acerca al restaurante más próximo, que es el del Hotel Bulevard. El comedor tiene pretensiones de gran salón de banquetes, en realidad recuerda algo a la estética del periodo comunista pero en más arreglado. Comemos bien pero el servicio es caótico y al final tenemos que ir a buscar la cuenta porque nos aburrimos de esperar.
También tenemos que esperar un buen rato al autobús, de modo que entramos a curiosear en el "centro comercial" que tenemos a nuestra espalda, y que sin duda es otra herencia del periodo comunista: espacios enormes desaprovechados y escasamente ocupados por pequeños puestos de cualquier cosa: droguería, menaje de cocina, etc.
Cuando por fin subimos al autobús tenemos ocasión de charlar un rato con una simpática señora que habla bastante bien español. Esto no tendría nada de extraño si, como muchos cientos de miles de rumanos, la señora hubiera pasado años viviendo en España... pero resulta que no es el caso, simplemente ella tiene una hermana que vive en Costa Rica y en previsión de ir a visitarla algún día se ocupa en aprender nuestro idioma viendo culebrones colombianos en televisión xDD
Cuando regresamos a Brasov son ya las 17h y de todos modos los lunes cierran todos los museos y monumentos. Nos conformamos con ver desde fuera la mole de piedra de la Iglesia Negra y seguir calle abajo hacia el antiguo arrabal de Schei, en el cual residían los rumanos en una época en que la ciudad no era gobernada por ellos sino por los sajones. Por el camino nos encontramos una especie de bocatería que se llama Bistro Gaudi; no entramos pero hablamos un rato con el dueño, que está en la puerta. Es un joven catalán de ascendencia andaluza; nos cuenta que lleva varios años en Rumanía, que ha formado una familia allí y que trata de abrirse camino en el difícil negocio del fast food. Desde aquí le deseamos que tenga éxito en su empeño de iniciar al público rumano en el consumo del aceite de oliva de Baeza xD
La Catedral de san Nicolás también está cerrada, desandamos camino y nos sentamos frente a la Puerta de Santa Catalina, bellamente iluminada por la noche. Llega la hora de cenar y volvemos a la plaza de Schei para sentarnos a la mesa en Casa Romaneasca; buena comida y buen servicio, aunque también mucho ruido y humo por los grupos de amiguetes que ocupan gran parte del local. Después nos vamos a recorrer la calle peatonal Strada Republicii, donde se asientan los bares nocturnos más originales. Esta noche no hay mucha gente pero aún así se nota que Brasov es una ciudad universitaria llena de jóvenes con ganas de marcha.
4º día: De BRASOV a SIGHISOARA. Castillo de Bran
A las 8h30' ya estamos en la parada de taxis. El primer precio que nos proponen para ir a Bran son 100 RON; lo aceptamos porque al llegar a Brasov nos lo habían ofrecido por 120 y de cualquier forma no nos parece caro. El trayecto se hace por autovía hasta pasado un suburbio que se llama Cristian, a partir de ahí la vía es más peliaguda, pero aún con todo llegamos enseguida. O sea que llegamos al Castillo de Bran antes que los grupos, como era nuestro objetivo. La mañana ha salido fría y lluviosa y eso hace que el castillo parezca realmente tenebroso e inquietante.

Pascua en Rumanía: Transilvania I: Brasov, Sighisoara

Castillo de Bran o del Conde Drácula

La entrada cuesta 25 RON y no parece que se lo gasten en calefacción, porque en el interior hace aún más frío que afuera. Vamos subiendo plantas hasta alcanzar la galería que domina el patio; desde aquí las vistas son muy interesantes, incluso en un día con escasa visibilidad como hoy se ve perfectamente el camino natural que conduce al valle, sorteando las estribaciones del vecino Piatra Craiului. En paneles informativos se explica que este punto era ya en la Edad Media frontera entre los territorios de Valaquia y Transilvania; por esa razón los caballeros de la Orden Teutónica, que durante siglos extendieron su dominio por gran parte de la Europa Central, tenían aquí un puesto defensivo en el siglo XIII. Más tarde, cuando la región cayó bajo el dominio húngaro, la municipalidad de Brasov recibió de los reyes el privilegio de construir una fortaleza y cobrar peajes a los mercaderes. Esa fue básicamente la función de Bran durante toda su historia, al margen de la literatura que se le haya podido mezclar. Otros paneles explican la relación del castillo con el mito del Conde Drácula, basada mucho más en la imaginación del escritor Bram Stoker que en la realidad histórica del voivoda Vlad Tepes. Más interesante que esta historia ya manida nos parece el devenir reciente del castillo. En 1920 los ciudadanos de Brasov, titulares oficiales de Bran, fuerzan a su Ayuntamiento a ofrecer el castillo como regalo a la reina María, muy querida por el pueblo a pesar de ser extranjera (había nacido en Inglaterra). Lo extraño del asunto es que tanto la reina como su marido el rey Fernando se aficionaron a pasar largas temporadas en el frío e inhóspito castillo, a pesar de tener a su disposición residencias mucho más lujosas. La reina enviudó y fue relegada de la vida pública; hacia 1938 debió ser tratada de cáncer en una clínica de Italia pero, sabiendo que su final estaba próximo, exigió ser llevada de vuelta a Rumanía. Su corazón está depositado todavía hoy en Bran, dentro de un cofre de oro. Más tarde, tras finalizar la II Guerra Mundial, las autoridades comunistas expropiaron los bienes de la familia real y transformaron Bran en un museo, pero en 2006 el gobierno de Rumanía decidió devolverlo a los herederos, que residen en los EE.UU. Recientemente se ha publicado que el castillo, cuya explotación como museo no cubre los gastos de mantenimiento, ha sido puesto a la venta con un precio objetivo de 73M$ xD
Tras este baño de Historia volvemos a Brasov cuando aún no es ni mediodía. En el camino de regreso vemos la fortaleza de Rasnov a los lejos, colgada en lo alto de una colina; nos planteamos negociar con el taxista una visita, pero el clima nos ha desmotivado y desistimos; tampoco tendremos tiempo hoy para visitar el pintoresco pueblo de Viscri, que está en nuestra ruta. Al llegar a Brasov yo me voy en autobús urbano hasta la estación para comprar billetes de tren a Sighisoara y hacer otras gestiones; las señoras mientras tanto entran a visitar la Iglesia Negra. Esta iglesia se comenzó a construir en estilo gótico, pero en el siglo XVII resultó muy dañada por el incendio causado por un ejército invasor (de ahí le viene el nombre) y en su restauración se le añadieron bóvedas y una torre de estilo barroco. Me cuentan que el interior es muy austero, cosa normal en las iglesias luteranas; la única pieza destacable es el órgano del siglo XIX, con nada menos que 4000 tubos; en verano se programan conciertos pero la temporada no ha comenzado aún.
Recorremos lo poco que queda de las antiguas murallas y fortificaciones de la ciudad, para terminar subiendo al Bastión de los Tejedores; no entramos al museo sino que nos quedamos un rato contemplando desde lo alto el conjunto del Brasov antiguo con sus rojos y uniformes tejados. La reflexión que nos inspira esta ciudad, en comparación con otras ciudades históricas de Europa Central, es que al estar en Rumanía se libró de destrucciones masivas durante la II Guerra Mundial y a continuación pasó más de 40 años en un sistema político caracterizado por el aislamiento y el inmobilismo; seguramente por eso Brasov se ha librado también de las artificiales transformaciones operadas en muchas ciudades de Alemania, Polonia etc., ya fuera por las reconstrucciones de postguerra o por la creación precipitada de ghettos turísticos. El resultado es que todavía hoy el barrio antiguo de Brasov se percibe como una ciudad viva y con una cierta coherencia de espacio urbano y humano.
Hacemos un segundo intento de visitar la Iglesia de San Nicolás; el exterior presenta signos de una reconstrucción un tanto kitsch, pero el interior alberga iconos y frescos muy valiosos. Esta iglesia tiene además un gran valor simbólico puesto que era la iglesia "rumana" en un periodo en el que los rumanos eran minoría en la región, por eso en su entorno floreció una especie de reducto cultural. Al cabo de unos minutos tenemos que abandonar el lugar por culpa de un entierro multitudinario, cuyos asistentes acaban de llegar del vecino cementerio. En cuestión de segundos la iglesia se llena a tope de personas portando coronas de flores y ramas de árboles verdes, y ante sus visibles muestras de dolor nos sentimos obligados a retirarnos.
Antes de dejar la ciudad nos dejamos tentar por un restaurante del centro con paredes acristaladas, pero al entrar nos dicen que sólo sirven pizza y pasta y que la cocina rumana está en el local de al lado, así que damos un giro radical a nuestro capricho y nos metemos en un sótano. Me empiezo a preguntar si la afición de los rumanos por ubicar en sótanos los bares y restaurantes se debe a algún rasgo oscuro del carácter nacional; de todos modos el local en el que entramos no tiene nada de tenebroso, está decorado con exquisito gusto en un estilo muy moderno y por supuesto ofrece buena cocina. Y más barato de lo habitual pues tiene menús completos a partir de 15 RON. Al salir aún nos queda tiempo para paladear helados y café en otro local realmente bonito y original: el Bistro de l'Arte.
Finalmente recogemos nuestros equipajes en el hotel. El tren regional sale a las 15h30' y es lento. Muy lento. Tarda dos horas y media en recorrer apenas 130 kms. Al llegar a Sighisoara no encontramos ningún taxi esperando viajeros. Y bien que nos hace falta puesto que nos alojamos en plena Ciudadela y ésta se encuentra, como no podía ser de otra forma, en lo alto de una colina.
Los otros viajeros sacan sus móbiles y llaman a la central de taxis; nosotros no hemos comprado una tarjeta local, así que les pedimos por favor que animen a los taxistas para que no sean tímidos, que se acerquen por aquí en número suficiente para recogernos a todos. Tras esperar un buen rato por fin nos toca el turno; embutimos nuestras maletas en un viejo Dacia que arranca para sacarnos de la parte nueva de Sighisoara, atraviesa el río Tarnava y pronto coge un atajo que nos sube de golpe a la Cetate para dejarnos frente a la puerta del hotel, al borde de un mirador amurallado.
Tras la sesión de "desparrame y ducha" salimos a pasear por las calles adoquinadas. Está cayendo la noche y la ciudadela tiene un ambiente totalmente medieval, es decir solitario y tenuemente iluminado. La casa natal del famoso Vlad Tepes está en la plaza principal y en la actualidad se anuncia como restaurante-museo Casa Dracula... No tenemos valor ni siquiera para entrar a verlo, así que dudamos entre las escasas opciones y al final elegimos el comedor del Hotel Sighisoara. La encargada de recepción nos recibe ataviada en plan Familia Adams: amplios ropajes negros y maquillaje blanco nuclear; en cambio la maîtresse d'hòtel es tipo "gobernanta alemana". Esta última nos propone un vino que está muy bien, pero la cocina en general es mediocre, creo que no hemos acertado con el sitio. Y después de cenar ¿dónde podemos ir? Buena pregunta; este barrio no parece especialmente animado, pero si se fija uno bien descubre que en la parte trasera del viejo Ayuntamiento, inmenso palacio del siglo XIX, hay una puerta señalada con dudosas luces que conduce a un sótano. Sospechamos que pueda tratarse de un lupanar, pero desesperados por echar un trago acabamos bajando y descubrimos que no es así... aunque de todos modos la fauna que pulula allí abajo no es muy normal xDD
Alojamiento en Sighisoara
Elegimos un hotel-boutique que se llama Casa Georgius Krauss. Es realmente precioso, una casa histórica cuidadosamente restaurada, con habitaciones amplias y cómodas. Sólo tiene 9 habitaciones y nosotros hemos reservado las 2 más baratas (el resto tienen frescos o muebles antiguos especiales); las dos habitaciones para tres personas nos salen por 88€ con desayunos.

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