Ocurrió hace algunos nomás, en Cataluña. Allí, Eduardo Galeano recibió el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán. Y en la dedicatoria recordó, justamente, a Manolo. Su “entrañable amigo”. Futbolero de izquierda, como él. Y sobre todo, fanático de Barcelona. El equipo que domina el mundo de la pelota con su toque mágico y sus títulos. Y al que Vázquez Montalbán definió con palabras célebres. Esas que le dieron un lugar en el pase profundo del día.
Barcelona es el ejército simbólico de una idea de catalanidad popular, laica, sin necesidad de peregrinar a otra montaña sagrada que no sea la grada del Camp de Les Corts o del Camp Nou”