Se trata de una de las franquicias de ciencia ficción más famosas del séptimo arte que empezó por allá los confusos años setenta adaptando la magnífica novela de Pierre Boulle y que fue seguida por un montón de secuelas, series de TV (tanto en imagen real como en el campo de la animación) y un montón de merchandising en el que se incluyen videojuegos o comics sin nada que envidiar a nuestro hermano George Lucas.
Tanto decaían las secuelas realizadas hasta la fecha, que después de una larga pausa sin saber en qué aguas nadar la Fox fue en busca de Tim Burton para encargarle un reboot de la franquicia y así poderle dar un buen lavado de cara usando las últimas técnicas de maquillaje y su ambientación característica… la cinta prometía, pero resultó fallida tanto para público como crítica en general, muy a pesar de que se trataba de una visión más fiel al obra original que la primera cinta protagonizada por Charlton Heston y Roddy Macdowall.
Sucumbiendo a un letargo más, Fox decidió contar los orígenes de esa cinta “Burtoniana”, pero disimulada de novedosa saga; así que allá por el 2011, el británico Rupert Wyatt fue el encargado de contar esos orígenes de Caesar y compañía desde cero. La película fue un completo sleeper, una sorpresa tanto para la crítica en todo el mundo como para sus fans; protagonizada por el pluriempleado James Franco, ésta mostraba una historia muy cuidada y unos efectos de vanguardia procedentes de la actual número uno en este campo, Weta, la empresa de Peter Jackson; y para dejar un toque de la casa, el emotivo – casi humano – Caesar fue interpretado por el gran Andy Serkis, especialista en este tipo de platos.
Así nació la nueva entrega titulada “El origen del planeta de los simios”, una referencia bastante obvia.
Debido a su enorme éxito, inminentemente se anunció la correspondiente secuela, y es en ese punto cuando aterriza al rescate el alumno predilecto de J.J. Abrams, que después de simples trazos por la TV más juvenil, nos trajo joyas como la pieza ya de culto ‘Cloverfield’ (aquí “Monstruoso”) correspondiente al 2008 o incluso la versión americana de ‘Let me in’ (”Déjame entrar”), del 2010, para muchos muy superior a su antecesora sueca, entre los que me incluyo.
¡Ey!
Y por fin, una vez ya vista, podemos decir que esta secuela del título simiesco del 2011 es una joya, imperdible, es casi perfecta dentro del terreno en que la abarcamos y muy superior dentro de su propia liga.
Partiendo del punto donde nos dejó su antecesora, todo se mejora a la décima potencia (por decirlo de una forma modesta): interpretaciones humanas y no tan humanas (humanos monstruosos y monstruos muy humanos se combinan a la perfección), desarrollo de la historia y efectos especiales… Convirtiéndose en (aún es pronto para decirlo) el espectáculo colosal del año en cuanto a blockbusters se conoce.
Desde el primer momento la cinta engancha y no sabemos si es por su historia, por los FX o por ambas cosas a la vez y tan bien combinado; raramente todo encaja a la perfección. Sin a veces la necesidad de palabras (la primera parte de la cinta casi actúa a modo de homenaje al cine mudo, todo un acierto), entramos dentro y ya no nos despegamos hasta la ultima línea de los créditos.
Nos encontramos con más de dos horas de película más oscura, más violenta, con más profundidad, más pesimismo y menos empalagosa que su primera parte y con toda la filosofía de esta saga que surgió del pesimismo de los años sesenta.
Hablamos de un disfrute veraniego que es, desde ya, a temporal, rodado con mano maestra y que trata temas de tanta actualidad como el especismo, la política, la violencia y el dialogo; pero si hemos de destacar alguno, como siempre, nos quedamos con la comunicación y el movimiento de masas, tema recurrente en cualquier caduco episodio de la humanidad.
Tal vez, después de dejarnos llevar por lo que ven nuestras retinas tenemos la sensación que al final, tal vez, nos esperábamos un salto cronológico un poco más grande para esta saga, tal vez un poco mas de evolución en la historia, pero a nivel artístico creemos que tampoco es bueno gastar todas las naranjas para un solo zumo, sobre todo si artísticamente hablamos de una cosecha tan bien cuidada; por lo demás nada que objetar.
A la espera de la (¿más aún?) prometedora tercera entrega de esta franquicia y gracias a Caesar otra vez, de la mano del bueno de Matt Reeves.
Jordi Sánchez Baqué.
- adictos al séptimo arte
- blog
- Caesar
- cinéfilo
- cine
- crítica
- Dawn of the Planet of the Apes
- El amanecer del planeta de los simios
- El origen del planeta de los simios
- Jordi Sánchez Baqué
- Matt Reeves
- review
- Rupert Wyatt
Navegador de artículos
← Segundo avance de “La Isla Mínima” Primer avance y cartel de ‘Horns’ →Deja un comentario Cancelar respuesta
Introduce tu comentario aquí...Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:
Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. ( Cerrar sesión / Cambiar )
Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. ( Cerrar sesión / Cambiar )
Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. ( Cerrar sesión / Cambiar )
Estás comentando usando tu cuenta de Google+. ( Cerrar sesión / Cambiar )
CancelarConectando a %s
Recibir siguientes comentarios por correo.