Revista Viajes

Paseando por Pastrana. Un pueblo con historia.

Por Veronica Cussi @touristear

Pastrana es un pueblo especial para mí porque cada vez que escucho este nombre, me viene instantáneamente a la cabeza mi infancia, mi colegio y mis amigos que nos reuníamos en la plaza del Duque de Pastrana en Madrid todos los días durante la friolera de 10 años. Así que no puedo evitar que me invada un cierto aire de nostalgia cuando visito este pueblo, aunque en realidad nunca había estado allí antes. Estuvimos en esta villa como parte de nuestro recorrido por la Alcarria siguiendo los pasos de Cela.

Paseando por Pastrana. Un pueblo con historia.

Pastrana se encuentra en terreno semielevado en la confluencia de dos arroyos que forman tres valles. Así que no es difícil que según llegues a Pastrana y te asomes por una callejuela o por un mirador te quedes embobado mirando, eso fue lo que me pasó a mí.

Los callejones todavía tienen ese aire medieval y antiguo que le dan las puertas de madera con esas cabezas de clavos gigantes y las paredes con la mampostería antigua y medio deshecha en algunas partes.

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La Plaza de la hora fue el primer lugar que visitamos, es el centro neurálgico de Pastrana, y su lugar más monumental.

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De un lado de la plaza está el Palacio Ducal con su inmensa fachada y su único balcón enrejado a la derecha. En ese balcón se asomaba durante una hora al día la Princesa de Éboli durante su cautiverio en el Palacio Ducal de Pastrana. Y por eso se llama la plaza de la Hora.

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Del otro lado de la plaza un mirador que se asoma a una de las tres Vegas que confluyen en Pastrana.

Subimos por la calle mayor en dirección a la plaza del Ayuntamiento, allí esta la Colegiata de Pastrana Nuestra Señora de la Asunción y el museo Parroquial de Tapices de Pastrana. Seguramente uno de los patrimonios más importantes de este precioso municipio. Los Tapices de Pastrana.

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El museo ha sido completamente renovado y tengo que decir que me sorprendió muy positivamente la integración que se ha hecho de los elementos modernos de la nueva construcción con lo antiguo de la colegiata. Integración igual de buena que la que se ha realizado en el Palacio Ducal.

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Son cinco tapices. Cuatro de ellos forman parte de la misma historia, la conquista de Arcila y Tánger por las tropas de Alfonso V de Portugal - "El Desembarco de Arcila", "El Cerco de Arcila"," El Asalto de Arcila", "La Toma de Tánger" - y un solo tapiz que corresponde a "La Entrada en Alcázar Seguer" también por Alfonso V de Portugal.

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No está muy claro donde se fabricaron los tapices, pero lo que sí se sabe es que pasaron a formar parte de la familia Mendoza y que siempre estuvieron en Pastrana. De hecho, al tener espacio suficiente para tenerlos en Palacio, el Duque Rodrigo Silva los donó a la colegiata con una condición, que se utilizasen una vez al año para engalanar la villa durante el Corpus Christi.

Así se hizo durante cientos de años hasta que fueron trasladados a Madrid durante la Guerra Civil española. Se supone que el traslado se realizó para restaurarlos, pero los habitantes de Pastrana siempre estuvieron recelosos de que no volvieran y los reclamaron de vuelta de forma constante. Y aunque no fue del todo fácil, consiguieron que volvieran a la villa en el año 1950.

Están considerados como los tapices de mayor calidad del mundo y no me extraña porque la verdad que cuando estás delante de ellos y te están explicando los tapices te das cuenta del nivel de la obra. Te recomiendo encarecidamente la visita guiada, la guía que nos explicó los tapices sabe una barbaridad y además siente los tapices y habla de ellos de una forma especial y te lo transmite.

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Pero en el museo no están sólo los tapices, también puedes ver otras obras, libros, esculturas y objetos interesantes que han participado en la historia de Pastrana como este misal. Yo no sé, pero estos libros no eran muy prácticos, de bolsillo seguro que no era, no sé cuántos kilos pesará....

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Salimos de la colegiata y nos dirigimos al convento de San José, uno de los conventos que fundó Santa Teresa de Jesús en Pastrana. Santa Teresa de Jesús en realidad fundó dos conventos, el de San José para monjas y el de San Pedro para monjes. Santa Teresa no tuvo una buena relación con la princesa de Éboli y tras la muerte de Ruy Gómez, el marido de la princesa, ella ingresa en el Convento de San José.

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A Santa Teresa no le gustó mucho la idea porque la princesa no era precisamente una buena candidata a monja. Efectivamente, tras poco tiempo se saltaba todas las normas así que Santa Teresa se enfadó y mandó llamar a todas las monjas y a que abandonaran Pastrana dejando a la princesa sola.

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A la salida del convento nos encontramos con un restaurante muy especial, el Cenador de las Monjas. Está a la espalda del Convento y su decoración es de estilo medieval, ¡salvo por sus cuadros que te recuerdan que estás en el Siglo XXI!. Muy original.

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Nuestra siguiente parada, una envasadora de miel, para comprar un poco de miel natural de tomillo, miel con nueces y polen. Es impresionante la diferencia que hay entre una miel "industrial" y la miel de la Alcarria. Es la única envasadora de Pastrana y merece la pena ir y se llama Apícola Valdelacasa. Don Luis Jabonero es el dueño y único empleado y si desde aquí podemos echarle una mano, pues aquí queda nuestro comentario.Está en la calle Corredera de las Nieves, 4, te recibirá encantado.

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Desde Corredera de las Nieves por la plaza de abajo tomamos la calle Regachal para llegar a la plaza de los cuatro caños donde está la fuente de los cuatro caños que es un emblema de esta ciudad y que está en ella desde el Siglo XVI. Todo el mundo conoce la fuente de los cuatro caños.

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Mientras recorremos las calles de Pastrana nos encontramos con la banda de música municipal, no sabemos bien si venían de tocar o si iban a tocar pero iban felices subiendo la cuesta cargados con sus instrumentos para llegar al arco de San Francisco y a los restos de la muralla que son del Siglo XVI.

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Desde aquí baja el callejón de los toros que es por donde se hacían correr los toros en los encierros y que seguramente es el más estrecho de Pastrana, o uno de los mas estrechos. Este callejón termina de nuevo en la plaza de la Hora desde donde hacemos nuestra última parada. Una visita guiada por el Palacio Ducal.

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El Palacio Ducal fue construido en el Siglo XVI después de que Doña Aña de la Cerda, Abuela de la Princesa de Éboli comprase la Villa de Pastrana. El Palacio nunca se terminó porque Doña Ana se saltaba todas las normas habidas y por haber durante su construcción, lo que supuso numerosos pleitos con el pueblo de Pastrana.

Aquí podemos ver la habitación en la que fue recluida hasta su muerte la princesa de Éboli, y el balcón por el que se asomaba durante una hora al día para poder ver el mundo exterior a Palacio.

Y tu, ¿Ya has estado en Pastrana?. Cuéntanos!


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