Pashminas de Hermès vs Palestinas

De toda la vida, si te vas a manifestar es mejor ir arreglado, pero informal (como cantaba Martirio). No vaya a ser que, de repente, salgas en la tele y tu outfit se vuelva viral.

Este consejillo tan básico como resultón lo han seguido al pie de la letra estos días los vecinos del conocido barrio de Salamanca en Madrid que han salido a la calle para protestar contra la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus.

Así, como manifestarse nunca debe estar reñido con el glamour (mejor con ou que suena más chic), son muchos los que se han decantado por un estilismo reivindicativo a la par que elegantón.

Por tanto, estos adalides de lo que algunos cronistas ya denominan como la revolución de los pijos, se engalanan con banderas rojigualdas a modo de capa y adornan sus ilustres pescuezos con pashminas de Hermès, en vez de los tan demodé y vulgares pañuelos palestinos de los perroflautas del 15M (¡¡¡Ay, par favar¡¡¡).

De este modo, jaleados por VOX y legitimados por la misma derechita cobarde que criticó las movilizaciones del 8M, los Borjamaris y las Cayetanas de turno sacrifican la hora del té o la partidita de bridge y, obviando el confinamiento y la distancia social, se congregan para hacer caceroladas VIP con sus cuberterías de plata y sus ollas de acero inoxidable... qué menos, que Monix (*chiste ochentero).

En realidad, no hay nada nuevo bajo el sol, cada uno se expresa de acorde a su coyuntura vital. Ya en el mítico Royal Variety Performance de 1963, John Lennon se dirigió a la concurrencia pidiendo al público de las galerías (ubicaciones baratas) que aplaudieran y zapatearan durante la actuación de los Beatles, mientras que a los de la platea, conformada por miembros de la realeza, la corte y la alta burguesía, les pidió que hicieran sonar sus joyas.