Es que a ver, a mí este año me ha dado por vivir la vida en modo valiente, y así me pasa lo que me pasa. Como tengo un trabajo con horarios normales (#no) y con estabilidad (#jaja) y con rutina (#noteflipes), decidí adornar mi existencia con nuevos alicientes. A saber, me apunté a la universidad para dejar de ser intrusa, me apunté al gym, me apunté a una especie de voluntariado y me fui de vacaciones.
¿Entendéis que al blog le hiciera poco casito, no?
Por partes. Lo de la universidad para dejar de ser intrusa ya lo sabéis porque os he llorado convenientemente. Ya he superado el primer mes y estoy deseando
En segundo lugar, me apunté, por fin, al gym. Digo por fin porque por aquí habré jurado y requetejurado mil y una veces que me apuntaba, de verdad de la buena, que esta vez sí, que venga, que voy, que me apunto. Y siempre pasaba algo, que si unas clases de inglés, que si el gimnasio queda muy lejos, que si andaaaaa, miraaa, un unicorniooooo que vuelaaa... Total, que por las más peregrinas razones servidora iba dando largas a lo de volverse deportista. Hasta que claro, poco antes del verano abrieron en la city EL GIMNASIO: nuevo, con sitio para aparcar en la puerta (que una ya hace el esfuerzo dentro) y barato. Y no me quedó otra.
Ya he ido varias veces y os contaré, prometo, mis aventuras allí dentro en otras entradas.
Sección voluntariado: lo llamo así porque es un trabajo que voy a realizar por mi cara bonita. Y encantada, oye, ya que tiene que ver con un tema que me apasiona. Pero de aquí a que se termine, las reuniones, encuentros y quedadas serán comunes. Normalmente a la hora de comer en torno a unas pizzas, que no todo va a ser levantar la patita en el gym. Oiga.
Y, finalmente, las vacaciones que nos llevaron a Marycheivis et moi a Sevilla. Donde comprobamos que es verdad, que todo es verdad. Todo lo que se dice, bueno, de Sevilla es verdad. También ampliaré en próximas entradas.
Añadid a todo esto las series y libros que han ido cayendo, no muchos, pero haberlos haylos. A ver si pillo el ritmo!