En el otoño del 2007, a Pasqual Maragall se le diagnostica Alzheimer. Tras el duro golpe, él y su familia inician una cruzada contra la enfermedad, y desde el primer paso, esta película se convierte en testigo de excepción. Con inteligencia, sinceridad y buen humor, Maragall se deja retratar junto a su familia y los médicos para dejar constancia del día a día de su lucha personal.
Dos años de seguimiento a un paciente excepcional dispuesto a que los científicos encuentren la cura antes de que la cifra de 26 millones de enfermos en el mundo se multiplique por 10. Una película dura pero optimista a pesar de todo. (Sinopsis del film)
Un documental de excepción
Sobre este film documental de origen catalán Bicicleta, Cuchara, Manzana no hay mucho más que aportar a la sinopsis anterior, excepto que es merecedor de todos los méritos que ha acaparado: un excelente por la forma y por el contenido.
El personaje: Pasqual Maragall
Pasqual Maragall i Mira ha sido una de los políticos que con más dignidad ha trabajado por Barcelona y por Catalunya. Ha sido y es un hombre fuera de lo común y sobre todo un hombre querido por su pueblo. Una persona honesta, trabajadora y de principios como pocas.
Y lo ha demostrado, una vez más, en la forma de encarar la enfermedad que le ha tocado padecer. En lugar de venirse abajo, ha aplicado los mismos criterios de lucha y perseverancia que ha practicado durante su existencia: combatirá contra la enfermedad, pero no solo por él, sino porque sabe que su lucha contra ella, se convertirá en la futura victoria de otros. Este hecho eleva su dignidad (todavía más) a cotas dignas de la máxima admiración.
Una terrible enfermedad: el Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad despiadada. Golpea donde más daño hace: en la pérdida de los recuerdos. Pero la peor parte quizás no le corresponda al propio enfermo, sino a los familiares y amigos de éste, pues éstos son los espectadores de un deterioro que es difícil de asimilar. Por ello, los allegados, al igual que el mismo enfermo, necesitan la ayuda y comprensión por parte de todos nosotros.
Sólo me queda apuntar que, tal como me dicta la intuición, deberíamos distinguir entre perder el recuerdo y olvidar. Aunque podamos dejar de recordar, nunca olvidamos. Mientras que los recuerdos son como los peces que habitan un río, la verdadera consciencia es como el agua que forma aquel río. Y el agua siempre persiste, en una forma u otra.
La memoria es como una red: uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero a través de ella pasaron cientos de kilómetros de agua sin dejar rastro. (Oliver Wendell Holmes)
Pasqual Maragall: por encima de todo, un hombre digno