Pasteleria Minamoto Kitchoan

La ciudad de Londres, al igual que la de París y Nueva York, me sorprenden día a día. Jamás en la vida habría pensado que las pastas del té son de este establecimiento, vamos a descubrirlo.

Wagashi es el nombre de la confitería tradicional japonesa que habitualmente se consume durante la ceremonia del té. Los ingredientes usados como base de esta confitería son cuanto menos intrigantes para nuestras costumbres occidentales: arroz aglutinado, anko o pasta de judías azuki (judías dulces mezcladas con azúcar), gelatina... El aspecto tampoco es muy común, más similar a los petit-fours pero con colores más apagados y aspecto más sobrio y elegante. 

Es frustrante acudir a una tienda como ésta y no saber exactamente qué son los artículos expuestos. Para evitar estos problemas, en Minamoto Kichoan nos encontramos condescripciones totalmente detalladas de todos los dulces junto a un modelo en plástico de lo que vamos a encontrar dentro de cada paquetito. Esto no hace la elección más sencilla ni mucho menos, ya que todo es tan bonito y despierta tanta curiosidad que es casi imposible decidirse. Todos los productos son importados directamente de Japón, por lo que tenemos la seguridad de que no estamos comprando ninguna imitación.
Para los japoneses, el wagashi es una especie de forma de celebrar la belleza en su forma más pura y natural. Los ingredientes proceden principalmente de vegetales y el contenido en grasa es prácticamente nulo. Usan sólo azúcar no refinada y en términos nutricionales, estos dulces contienen básicamente hidratos de carbono y proteínas vegetales, por lo que además de bonitos y deliciosos son saludables. Otro motivo más para probar los distintos tipos de mochi (arroz glutinoso molido y moldeado), tsuya(pasta de judías azuki entre dos pequeñas tortitas) o sakuranbo (una cereza japonesa recubierta por gelatina de sakura o flor del cerezo). 
El espacio y la decoración de Minamoto Kitchoan son terriblemente japoneses, si se me permite la expresión. Hay una pequeña zona con dos mesitas por si quieres tomar allí mismo lo que compres, en cuyo caso te sirven una taza de té verde complementaria. Si decides llevarte una pequeña selección para probar en casa o hacer regalos, los delicados envoltorios y paquetitos son otro motivo para maravillarse y encapricharse de la confitería japonesa y para que dé realmente pena comérsela. Cada dulce es envuelto individualmente con extremado cuidado, poniendo atención extrema al detalle y dándole una apariencia realmente valiosa y trabajada. 
Si eras de ésos que mientras veían los dibujos se preguntaban qué sería eso llamadodorayaki que tenía a Doraemon tan obsesionado, no dudes en pasarte por Minamoto Kitchoan y descubrirlo por ti mismo. A mí, mientras continúo ahorrando poquito a poco para un futuro viaje a Japón, lugares como éste hacen mi espera mucho más llevadera.
Si queréis descubrir más de este lugar visitar la página web del local . También esta en Nueva York así que no os preocupéis que también la visitaremos.
Feliz día.

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