El uso de éxtasis y estimulantes anfetamínicos cobra mayor relevancia entre los jóvenes de 15 a 25 años
La fiesta de música electrónica iniciaba en la noche y se extendía hasta que el sol “picaba” al día siguiente. Para disfrutar hasta el último minuto, Carlos, de 19 años, tomaba de las pastillas de colores, que bien podía tratarse de éxtasis, LSD o estimulantes anfetamínicos. No reparaba en sus componentes, a Carlos le interesaba que esa tableta, con dibujos de diamantes, caritas felices, carros, tréboles o letras, le provocara la sensación de bienestar y ganas frenéticas de bailar y divertirse hasta que el disc jockey terminara de sonar los platos. “A veces te engañan. Te venden una cosa adulterada para que compres más, como los efectos de una pastilla mala duran menos, consumes más”, comenta.
El consumo de ese tipo de drogas denominadas sintéticas o de diseño aumenta vertiginosamente en jóvenes de 15 a 30 años. La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) reporta un incremento exorbitante de incautaciones de pastillas de éxtasis –la más demandada entre los consumidores de drogas sintéticas-, este año ocuparon 25, 979 pastillas. Mientras que entre 2010 y 2011 las incautaciones sumaron a 689 pastillas.
En 2010 la DNCD ocupó 153, 767 unidades de benzodiacepina, un medicamento que tiene efectos sedantes, ansiolíticos y de relajante muscular, pero en 2011 no registró incautaciones de ese tipo. Además del éxtasis (la más popular de las anfetaminas, llamada también metilenodioximetanfetamina MDMA) y la benzodiacepina, entre las drogas de diseño más consumidas se cuentan la Ketamina (conocida en el lenguaje callejero como Super K, Special K ó K), LSD, PSP (polvo de ángel o novia blanca) y Cristal Med (metanfetamina cristalina).
“Yo quería experimentar la alegría que veía en otros cuando iba a esas fiestas. Pregunté a mis amigos qué era y de inmediato probé. Empiezas a ver colores distintos, escuchas los sonidos más agudos, estás tranquilo y te sientes grande”, explica Carlos.
Rafael Ramos, de 32 años, que se rehabilita de su adicción al éxtasis en Hogar Crea, cuenta que cuando consumía esa sustancia no sentía hambre, pero sí una sed insaciable. “Te pasas la noche bebiendo agua, si te fijas, por eso es que venden las botellitas de agua tan caras en esas fiestas, hasta el triple de su precio. Esas pastillas te mantienen despierto el fin de semana completo. Puedes pasar dos o tres días sin comer nada, sólo consumiendo el éxtasis”, narra.
Los efectos de las pastillas duran entre tres y cinco horas, de ahí que un adicto pueda introducirse entre cinco a siete pastillas en una fiesta rave. Después del efecto, invade la depresión, falta de apetito y el estado de ánimo bajo. El uso de ese tipo de estupefacientes es más común en jóvenes que gustan de las fiestas “rave” y de música electrónica, que provienen de clase media alta y alta por su elevado costo. Una pastilla se cotiza entre 300 y 500 pesos, mientras una dosis de marihuana se podría conseguir en menos de 100 pesos. Además, consumirlas implica una inversión importante, señala Rafael: “Mayormente uno la usa en “coro” con los amigos. Súmale la compra de la entrada a la fiesta “rave”, que casi siempre es una playa retirada como Cabarete o Punta Cana. Súmale la gasolina para moverte allá, el hotel que pagas, la ropa nueva que te compras para ir allá… esa es la droga de los riquitos”, dice.
Eduardo, de 30 años, además de consumir éxtasis también las traficaba. Indica que en una noche podía vender entre 200 y 300 pastillas: “Recuerdo una vez que en seis horas me gané 46,000 pesos. En tiempo récord vendí casi 200 pastillas. Tienen mucha salida en fiestas de halloween y ahora en Carnaval“.
Ricardo José, de 34 años, que tiene diez años reeducado, cuenta que a los 19 años era un adicto a las drogas sintéticas. Eran los primeros años de la década del 2000, cuando los conciertos de música electrónica iniciaban en el país. “Primero sólo consumes en las fiestas con tus amigos. Después tu vida es una rutina de dormir, levantarte y drogarte. Enfocas tu vida en disfrutar próximo bonche y buscar la manera de cómo obtendrás el dinero para ir”. Su adicción provocó el distanciamiento de su familia y lo convirtió en una persona sin proyectos e inactiva. “Es una sustancia que te deja detenido.
No hay un crecimiento emocional ni de carácter. Eso te destruye las neuronas. Te pone a tocar fondo más rápido que otras drogas como la marihuana o cocaína. Una persona se pasa 40 años tomando al alcohol, pero si consume drogas de diseño a los tres años está acabado”.
La Oficina de las Naciones Unidas sobre la Droga y el Delito advirtió que es muy difícil controlar este tipo de drogas de diseño porque al depender su fabricación exclusivamente de productos químicos se pueden crear en cualquier lugar, a bajo precio y sin dejar rastro.
Según ONU
Las anfetaminas son la segunda droga más utilizada, después de la marihuana
Consumidores de diferentes perfiles
Vicente Tapounet, director ejecutivo de la Fundación Fénix, que trabaja en la rehabilitación de adictos, explica que los consumidores de drogas sintéticas tienen varios perfiles. Por ejemplo, dice, la anfetamina se usa en medicamentos para bajar de peso, por lo que es utilizada mayormente por mujeres propensas a la obesidad. Mientras, continúa Tapounet, la benzodiacepina sirve para tratar la ansiedad y el grupo poblacional que más las usa son mujeres de edad avanzada.
El uso de éxtasis, psp, ketamina y otras son frecuentes en jóvenes.“Una droga es la puerta de entrada a la adicción de otra con efectos más fuertes. Para el que consume drogas hay tres caminos: la muerte, el hospital o el manicomio. Se observa el deterioro progresivo en su calidad de vida, el descuido de la escuela o del trabajo”, apunta.
Publicado en El Caribe