Ya conté que nuestra hija no lleva pendientes, nos parece innecesario e incluso peligroso. Pero también es sexista. Mi hija no tiene que llevar pendientes para que todo el mundo sepa que es una niña. Ni deberían mirarle las orejas para ver si le tratan de una manera o de otra, que es lo que todo el mundo hace.
Y esto podemos extrapolarlo a la ropa: primero intentan identificar qué sexo tiene mi bebé, para tratarle en consecuencia. Y no solo las personas adultas, los niños y niñas también lo hacen.
El día de marras, Lucy vestía unos pantalones a cuadros azules, naranjas, rojos y blancos y una camiseta naranja con un gato. Colores, a mi parecer, unisex. Como todos.
Un padre dice a su hijo que juegue con el "nene" a la pelota y al llamar a Lucy por su nombre, se sorprende y te hace saber que le extraña porque "parece un niño". No vuelve a repetir a su hijo que juegue con la "nena" a la pelota, la excluye del juego directamente. Debe ser que la pelota no es un juego de niñas.
En ese parque Lucy quería "hacerse amiguita" sin mucho éxito de 2 niñas más mayores que ella. Ambas tendrían unos 5 años y es una diferencia grande como para que jueguen con ella, es comprensible. Pero una de ellas si le hacía caso, trataba a Lucy con delicadeza e incluso le acariciaba la carita. La otra no solo le ignoraba, si no que le miraba con desprecio.
En mi papel de madre protectora me di cuenta, y aunque son niños, no me gusta que traten así a Lucy por lo que intenté distraer y jugar con ella a la pelota para apartarnos, ya que visiblemente sobraba en el juego de las dos niñas mayores.
Pero Lucy insistía en estar con ellas, y además quería un bolo que la niña más arisca le mostraba incitándole a pedírselo para luego negarlo, o tirándolo al suelo y cuando Lucy se acercaba, lo recogía con rapidez arrancándoselo prácticamente de las manos.
¡Mi pobre niña inocente!
Más de una mirada fulminante le eché a esa niña, que ella notaba pero ni se inmutaba y seguía. Además mandaba y mangoneaba a la dulce niña que trataba a Lucy como a un ser humano.
Pero ¡sorpresa! Ambas niñas durante su juego se cambiaban el nombre y la niña arisca se ponía el nombre de mi hija (debía ser su favorito) y en un intento de acercamiento le dije que mi hija se llamaba así.
La cara de la niña arisca fue muy extraña, una mezcla entre sorpresa y admiración. En cuanto supo que Lucy era una niña, porque evidentemente debía pensar que era un niño, cambió radicalmente su trato hacia ella. Incluso le ofreció el bolo que antes guardaba con tanto recelo. Menos mal que después de tanta negación, mi hija le dijo que se metiera el bolo en el culo, que ya no lo quería. ¡Esa es mi niña!
A mi ambos hechos además de sorprenderme, me preocupan. No entiendo que nadie trate a un bebé de manera diferente según su sexo. Evidentemente ese padre sin darse cuenta (o si) está enseñando a su hijo a diferenciar con quién puede o no puede jugar por su género, pero que una niña de 5 años, tenga unos estereotipos ya tan marcados (pendientes, pelo, ropa...) que le hacen marginar a un bebé de 18 meses y que su actitud cambie cuando descubre que el sexo de mi hija no es el que creía, me da mucha pena y al mismo tiempo miedo.
¿Dónde ha quedado eso de jugar todos con todos? ¿Por qué esa diferencia de trato a un bebé que no entiende de género y lo que quiere es jugar? ¿Por qué esa segregación?
A veces pienso que la culpa es mía por no entrar en el rebaño, por utilizar ropa heredada de los primos varones de Lucy... Cuando le compro ropa a ella, tampoco se la compro rosa y con volantitos. Le compro ropa normal, de la sección de niña (o de la de niño si nos gusta por supuesto) y también le confunden con un "nene".
El problema no soy yo, ni la ropa de mi hija. Yo noto el cambio de comportamiento hacia ella porque se equivocan con el sexo. Si no se equivocaran en un principio, yo no sabría que si la invitan a jugar a la pelota es porque piensan que es niño, y cuando saben que es niña, le retiran la invitación.
Tampoco sabría que una niña de 5 años cambia de parecer radicalmente cuando mi hija ya no es un niño para ella.
Si vistiera a mi hija con lo que la sociedad entiende como ropa de niña, no sufriríamos ese trato porque nadie se confundiría. Mi hija estaría diferenciada a la legua y con un cartel luminoso que diría: "soy niña". ¿Es tan necesario? ¿Hay que cambiar la manera de hablar a un bebé dependiendo de su sexo? ¿De verdad?
Y esto no son hechos aislados para nada.
¿Qué debería hacer?
¿Vestir a mi hija acorde con lo que la
sociedad admite como "ropa de niña"?
Que yo claudicara y vistiera a mi hija siempre con falda o de rosa, que tuviera pendientes o el pelo largo no cambiaría el distinto trato que noto hacia Lucy cuando "es niño" o cuando "es niña". Seguiría existiendo y ese es el problema.
Puede que otra niña en otra parte del mundo le encante jugar con la pelota (igual que a Lucy) y no la inviten solo porque es niña y ese juego "no es para ella".
Puede que algún niño quiera jugar con unas niñas que le niegan su compañía porque no es como ellas.
¿Qué les estamos enseñando a nuestros hijos e hijas?
¿Y si a ella le gustan esos colores? ¿Si le gusta vestir con "colores de niño"? Lucy sabe lo que le gusta y lo que no, y si no quiere ponerse algo o prefiere otra cosa te lo dice. Suele elegir los zapatos que se pone y tiene opción a elegir entre varias camisetas a veces.
¿Y si a Lucy le gusta jugar con "juguetes de niño"? Le encanta jugar con coches y pelotas.
Me niego a quitar "ropa o colores de niño" del armario de Lucy. No pienso prohibir a mi hija jugar con un "juguete de niño" si a ella le gusta.
Y es lo que pienso enseñarla: Todos los niños y niñas son iguales, y pueden jugar o vestirse con lo que quieran.
Que la gente se confunda bueno, nos pasa vistiendo "de niño" o "de niña" a diario. Todo el mundo tienen tan interiorizado el tema de los pendientes, del pelo largo y de los colores, que hasta que esos estereotipos no desaparezcan, es lo que nos toca vivir. Pero, ¿tratarla diferente, discriminar, excluir o marginar? ¿Estamos locos?
La #Pataditadeldía: va dirigida a los adultos, que enseñan a los niños a diferenciar y discriminar a los demás por su género o su ropa. A esta sociedad que inculca unos estereotipos innecesarios e injustos solo para saber de antemano cómo deben tratar a un individuo o individua, sin tener en cuenta sus deseos o gustos y su libertad para decidir sobre ellos mismos sin que nadie los margine.