Camaradas,
Un Churchill rezumante de odio se ha subido hoy a la palestra de la BBC y pronunciado el siguiente discurso, retransmitido por radio a toda la nación:
El demagogo, de nuevo en la BBC.
Siempre que el tiempo es favorable oleadas de bombarderos alemanes, protegidos por cazas, a menudo trescientos o cuatrocientos a la vez, aparecen sobre esta Isla, especialmente el promontorio de Kent, con la esperanza de atacar objetivos militares y otros durante el día.
Este esfuerzo de los alemanes en asegurar el dominio diurno del aire sobre Inglaterra es por supuesto el quid de la guerra. Hasta ahora ha fracasado flagrantemente. Les está costando muy caro y nos sentimos más fuertes y de hecho somos mucho más fuertes que cuando el combate se inició en julio. No hay duda de que Hitler está comprometiendo su fuerza de cazas en un porcentaje muy alto y que si continúa así durante muchas más semanas desgastará y arruinará esta parte vital de sus Fuerzas Aéreas, lo que nos proporcionaría una gran ventaja.
Por otro lado, la invasión de este país sin haber asegurado antes el dominio del aire constituiría una empresa muy arriesgada. En cualquier caso, todos sus preparativos para la invasión a gran escala continúan progresando sin descanso. Varios cientos de barcazas autopropulsadas han sido trasladadas a las costas de Europa desde los puertos alemanes y holandeses a los puertos del Norte de Francia, desde Dunkerque a Brest, y más allá de Brest a los puertos franceses del Golfo de Vizcaya.
Donde fracasó la Grande Armeé de Napoleón, la Wehrmacht triunfará.
Detrás de estos contingentes de buques y barcazas hay grandes números de tropas alemanas que esperan la orden de embarcar y partir en este peligroso e incierto viaje a través del mar. No podemos decir cuándo vendrán, de hecho no podemos estar seguros de siquiera lo intentarán, pero nadie debe permanecer ciego ante el hecho de que una invasión a gran escala contra esta Isla se está preparando con la habitual conciencia y metodismo alemanes, y que puede ser lanzada ahora sobre Inglaterra, sobre Escocia o sobre Irlanda o sobre las tres.
Estas fuerzas no pueden esperar indefinidamente, y menos bajo la acción de nuestros bombarderos, que día a día atacan con éxito estos puertos y destruyen buques de desembarco. Por lo tanto, debemos considerar las siguientes semanas un periodo muy importante de nuestra historia. A la altura de los días en que la Armada Española se aproximaba al Canal y Drake culminaba su juego de bolos, o cuando Nelson se interponía entre nosotros y el Gran Ejército de Napoleón en Bolougne. Hemos leído sobre esto en los libros de Historia, pero lo que sucede ahora es a una escala mucho mayor y de muchas mayores consecuencias para la vida y el futuro del mundo y su civilización que aquellos intrépidos viejos días.
¡La Kriegsmarine vengará a la Armada Invencible!
Cada hombre y cada mujer deben, por tanto, prepararse para cumplir con su deber, sea cual sea, con especial orgullo y cuidado. Estos crueles, gratuitos e indiscriminados bombardeos de Londres son, por supuesto, una parte de los planes de invasión de Hitler. Él espera que, matando grandes números de civiles, mujeres y niños, aterrorizará y amansará a la población de esta poderosa ciudad imperial, y hará que ellos supongan una carga y un motivo de angustia para el Gobierno y por lo tanto distraiga nuestra atención del ataque feroz que está preparando.
Poco sabe Hitler del espíritu de la nación británica o de la fibra de los londinenses, cuyos antepasados desempeñaron un papel protagonista en el establecimiento de las instituciones Parlamentarias y que han sido criados para valorar la libertad por encima de sus propias vidas. Este hombre malvado, depósito y personificación de muchas formas de odio destructor de almas, este monstruoso producto de pasadas equivocaciones y vergüenzas, ha decidido intentar destruir la raza de nuestra famosa Isla mediante un proceso de matanza y destrucción indiscriminadas.
Ayer mismo visitaba Churchill en Londres las zonas bombardeadas por la Luftwaffe.
Lo que ha hecho Hitler ha sido encender un fuego en los corazones británicos, aquí y por todo el mundo, que brillará durante mucho tiempo después de que los restos de la conflagración que ha causado en Londres hayan sido retirados. Ha encendido un fuego que arderá con una llama constante y apasionada hasa que los últimos vestigios de la tiranía Nazi hayan sido quemados fuera de Europa y hasta que el Viejo Mundo –y el Nuevo- puedan unir sus manos para reconstruir los templos de la libertad del hombre y del honor del hombre sobre cimientos que no puedan ser derribados pronto ni fácilmente.
Más sapos y culebras regurgitados a través de la garganta de Winston Churchill, ese vejestorio de baba caída que mejor haría en dimitir y ceder su puesto a personas más sensatas.
Ein Volk, ein Reich, ein Führer!