Revista Coaching
El domingo desembalé mis patines – que no había usado desde hacía al menos tres años – y decidí llevar a los niños a un parking cercano para poder desempolvar mi vieja afición. Soy corredora, no patinadora, pero me gusta patinar porque es un reto. Hace años, me rompí la rabadilla tras una mala caída patinando, pero ni eso me detuvo. Eso sí, llevo protecciones siempre que voy sobre ruedas. Según me deslizaba por el pavimento, me sentí algo anquilosada, pero enseguida recordé los truquitos que hacen que patinar (y marcarte objetivos y simplemente vivir), sea más fácil:
- Aprende a caerte antes de empezar a patinar. Tener un plan B te ayuda a recuperarte de cualquier caída en la vida. - Inclínate hacia delante y apóyate en los patines, para evitar caerte. Inclínate hacia los problemas de la vida, en lugar de resistirte a ellos.- Mantén la vista sobre el punto al que quieres llegar. Eso me ayudó a girar y hacer trucos sobre ruedas que había olvidado que sabía hacer. En la vida, no pierdas de vista tus metas y a la larga las alcanzarás. - Relaja el cuerpo, mantén la calma, usa solo los músculos necesarios. En la vida, relaja el cuerpo, mantén la calma y usa solo los sentidos necesarios. En ambos casos, te ayudará a evitar la fatiga. - Disfruta del momento. En la vida, disfruta del momento.
La foto me la hizo mi hija de 10 años, que acto seguido se calzó mis patines. Después de darle las sugerencias anteriores, salió patinando como si lo hubiera hecho siempre. Espero que siga así, tanto sobre los patines como en la vida.
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