El tema de los patios comenzó con los romanos, sus casas solían disponerse alrededor de un espacio central que, al comunicar directamente con la calle, constituía una especie de recibidor que ponía en contacto ambos mundos: el de afuera con el de adentro, la casa con el exterior...
Fueron los árabes quienes lo transformaron en un mundo interior, en el lugar en el que se ubicarían los espacios comunes y que serviría de encuentro de los distintos pobladores de la finca. También fue Al Andalus quien los llenó de plantas multicolores.
Los cordobeses comenzaron a abrir las puertas de sus patios, para mostrarlos al público en 1918, aunque tal inicio no se convertiría en concurso hasta 1921... Con diversas interrupciones, justificadas en la escasa acogida del principio, y la temprana Guerra Civil, la fiesta ha llegado hasta nuestros días impulsada por unas crecientes simpatía y participación de los cordobeses.
La parte monumental del Centro de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad desde 1994, aunque la Fiesta de los Patios recibió una mención aparte, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde diciembre de 2012...
Desde entonces las macetas que cuelgan de sus fachadas interiores, habitualmente pobladas de claveles y de gitanillas, se han convertido -junto con la Mezquita- en el logo más representativo de esta ciudad. Tras ellos se situarían otros, también de suficientes calado y entidad, como el Flamenco, la Tauromaquia o la mirada de las morenas que engalanan los cuadros de Julio Romero de Torres...
La fotografía del inicio corresponde a un patio de la calle Martín de la Roa, en cuyos números 7 y 9, contiguos, se sitúan los dos primeros premios de este año.
Sirvan estos datos como orientativos de la dificultad del mantenimiento: de ese patio y de sus más de mil macetas se ocupan diariamente 4 personas, durante un espacio de tiempo no inferior a las 2 horas y media.EXTRAS DEL POSTInformación municipal (ver)