No hay duda de que se trata de uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad de Madrid. Quienes lo hemos visitado -y más de una vez- damos fe de ello. En realidad se trata de una población divida en dos: Patones de Abajo -más habitado y con más servicios- y Patones de Arriba. Os proponemos una escapada durante estos días -o cualquier fin de semana- a éste último. Está a menos de 70 kilómetros de la capital y es una encantadora aldea con casas de pizarra, calles empedradas y balcones con flores. Se mantiene -con muchos cuidados por medio- como en la década de los 60, cuando su población comenzó a trasladarse a Patones de Abajo. Sus bellísimos paisajes, con senderos para realizar con los peques, y una excelente gastronomía, hacen este lugar único.
Una vez en el pueblo, tras pasear por sus calles y curiosear en las tiendas de artesanía y productos locales, os proponemos que visitéis El Pontón de la Oliva -a poco más de 5 kilómetros-, una pequeña excursión que merece la pena. Esta presa, que se construyó a mitad del siglo XIX para llevar agua a Madrid, está en desuso. Desde allí se pueden realizar varias rutas de senderismo que no presentan dificultad y si los más jóvenes de la familia no son muy chiquititos os podéis acercar a las Cárcavas, un espectacular paisaje desértico con cortes en las montañas provocados por la erosión de la lluvia. También, a los pies de la presa, podéis realizar un picnic -¡ojo!, insistimos una vez más, sin fuego-.
Comer como 'reyes' en Patones
Si no optáis por comer a la sombra de los árboles, Patones de Arriba cuenta con buenos restaurantes con menús, cartas y opciones gastronómicas para toda la familia. Uno de los más reconocidos y el más antiguo de la localidad -abrió sus puertas en 1970- es El Rey de Patones. Entre sus propuestas destaca el cabrito lechal al horno de leña (mínimo dos comensales). También son destacables sus Migas del rey (con torrezno, chorizo y uvas o con huevo frito). A los niños les encantarán sus crepes y, por supuesto, los postres. Los frutos rojos con fresas aliñadas o el postre de la abuela son dos buenas apuestas.
Aparte del confortable local -en el que también se pueden degustar innovadoras recetas-, tienen una terraza-mirador con vistas impresionantes. Se recomienda reservar con tiempo en los teléfonos: 91 843 20 37 y 673 42 32 28. Dónde. Calle de Azas, 13.
Si disponéis de más de un día, el pueblo cuenta con varios alojamientos rurales, pero es imprescindible reservar con tiempo, y acercaros a conocer los demás Pueblos Negros