Patricia Cabrera, en la presentación tras su vuelta al CB Islas Canarias - Foto: Aridane Ávila.
Hay apodos ingeniosos, apodos absurdos y apodos lógicos, como el que le pusieron a Patricia Cabrera (Las Palmas, 1991) en la selección sub 18: Patriple. El triple no tiene secretos para la escolta canaria, que no olvida que metió diez tiros de tres en un partido del Campeonato de España Cadete contra el Canoe, 15 en otro como júnior y 16 en uno de Segunda División Autonómica. Registros que Patricia Cabrera consiguió con el CB Islas Canarias, el club en el que se formó y del que emigró a Burgos y Huelva en busca de lo que encontró, continuidad y minutos. Maduró sobre todo en el CB Conquero y con Gabriel Carrasco como tutor, que le ayudó a leer mejor el juego y a ser más completa. "Cuando llegó estaba muy especializada", dijo su entonces entrenador: "Tenía que recibir con los pies en el suelo, y ahora, por ejemplo, ya se le ve anotar en salida de bloqueo directo tras bote". Este curso Patricia Cabrera iba a jugar en el Cadí La Seu, del que acabó desvinculándose de mutuo acuerdo. Pretendían que jugase de base, cuando es un puesto que no se adecua a sus características. Así que regresó al CB Islas Canarias y 1.463 días de su último encuentro, y en Fontajau, volvió a jugar con el primer equipo para anotar sus primeros puntos en Liga femenina con la camiseta amarilla. Fue un triple anecdótico en una derrota por 72-64, nada que ver con la importancia del que último de los que metió en el Cerro del Telégrafo, todo un puñal para un Rivas Ecópolis que con 22 segundos por delante no supo reaccionar ante una defensa en caja y una sobre Frida Eldebrink y cedió por 74-75. El CB Islas Canarias está a un triunfo de la final.
Ese triple de Patricia Cabrera, el cuarto en su cuenta particular en ocho intentos, es un reflejo de su descaro —"tenía que meterlo sí o sí para ganar el partido"—. Una jugada valiente en un grupo que juega con alegría y penalizado por pecados infantiles, fruto de la falta de recorrido. Le sucede a una de sus estrellas, Brittany Chambers, a la que no se le puede achacar que no se vacíe en la pista, pues nunca baja los brazos, pero que a veces se precipita con tiros forzados o pierde pelotas impensables. Como cuando con 72-70 se comió la posesión. Su suerte fue que la acción siguiente fueron unos pasos de Frida Eldebrink, incontenible en la primera parte —14 de ellos en el primer cuarto—, cuando lideró con 23 sin fallo a un Rivas Ecópolis que se fue al descanso 40-45 y llegó a dominar por 30-21. El toque de atención a NdourAl rescate del CB Islas Canarias acudieron la propia Chambers, todo tesón, Astou Ndour, MVP de la Liga y que parece tener varios brazos, y Davis, con un buen movimiento de pies. Las dos últimas campaban a sus anchas en la pintura, aunque Mingo Díaz reprendió a Ndour —"no quiero que tocándote las narices en defensa. No puedes descansar en defensa"— y ésta se puso las pilas y siguió haciendo daño en ataque. Fue entonces cuando Laura Nicholls, que suele aparecer en el momento oportuno, empezó a anotar con facilidad y a asociarse con Eldebrink. Cuando Nicholls puso el 67-62 a 3m 30s se encontró un triple muy lejano de Patricia Cabrera, que sería la heroína del partido con otro más en el epílogo: "Estamos aquí por méritos propios. Somos jóvenes y queremos disfrutarlo. Estar en playoff ya es un premio, pero si podemos estar en la final, todavía lo será más". Quedaba la defensa en caja y con Chambers sobre Eldebrink, que no tuvo la lucidez de hasta entonces. Fue Vega Gimeno quien falló la última posesión ante el delirio de Patricia Cabrera y de sus compañeras, que se pusieron a saltar en círculo. Como lo que son, una piña sin complejos. RIVAS ECÓPOLIS 74 (30+15+14+15): Ocete 4, Eldebrink 25, Allison 7, Halvarsson 4 —quinteto inicial—; Nicholls 16; Bermejo 7, Hassell 6, Casas 0, Gimeno 5.CB ISLAS CANARIAS 75 (21+19+18+17): Yurena Díaz 6, Patricia Cabrera 12, Chambers 17, Ndour 18 y Davis 16 —quinteto inicial—; Ndoye 6, Mongomo 0. Árbitros: Juan Gabriel Carpallo Miguélez y Juan Alberto Pinela García. Sin eliminadas por faltas. Incidencias: Unos 900 espectadores en el Cerro del Telégrafo.