Revista Coaching

Patrones de conversación

Por Joseluisp

Patrones de conversación

Como hemos indicado en ocasiones anteriores, la conversación es la forma natural que tenemos las personas para pensar de manera conjunta. Todo lo que nos ha llevado hasta el momento presente es una realidad porque en su momento dos o mas personas se sentaron a conversar. De la misma manera, nuestra realidad futura dependerá de las conversaciones que se están desarrollando en estos momentos. Todo es así de simple: nuestro mundo es el resultado de un proceso por el que varias personas hablan, escuchan y crean nuevas realidades.

Sin embargo, a la hora de hablar nos podemos encontrar diferentes escenarios: en un extremo vemos situaciones donde la comunicación se encuentra en un punto muerto y las personas se encuentran atrapadas en problemas y situaciones que arrastran desde hace tiempo. En el otro extremo existen escenarios en los que la conversación fluye de forma abierta entre las personas, que trabajan desde ella para resolver de manera conjunta los problemas y desafíos a los que se enfrentan.

Cuando la comunicación se encuentra bloqueada las personas actúan según un patrón que consiste en “no hablar y no escuchar”. Desde las dinámicas familiares hasta los conflictos internacionales nos encontramos con falsas conversaciones. En ellas los participantes asisten con sus ideas ya definidas y con la firme convicción de aferrarse a ellas con independencia de como se desarrolle el diálogo. Cualquier observador puede ver en este tipo de conversaciones a interlocutores en una posición por la que fingen escuchar mientras su mente está ensayando sus respuestas a través de un diálogo interior que se limita a procesar por qué uno tiene la razón y por qué el otro está equivocado.

Sólo existen dos formas de superar este bloqueo en la conversación. Una es que una de las partes haga un gesto para romperlo, y lo puede hacer de forma pacífica o utilizando la fuerza por lo que las consecuencias pueden resultar impredecibles. La segunda es que las partes comiencen a hablar y escuchar para comenzar a pensar conjuntamente y encontrar soluciones.

En algunas ocasiones la conversación no fluye porque las personas tienen miedo de hablar. Lo observamos tanto en los regímenes dictatoriales como en las organizaciones o grupos que se gestionan de una forma autoritaria. En estos entornos la conversación sigue siempre el mismo patrón: los que representan a la autoridad hablan y dicen lo que hay que hacer, mientras que los demás se limitan a obedecer y a hablar con prudencia, pues temen las consecuencias de decir lo que piensan.

Otro factor que, en ocasiones, limita la conversación es la cortesía. La cortesía también implica miedo, pues acudimos a la conversación sin decir lo que pensamos por miedo a evitar una ruptura social. De nuevo la educación genera una conversación que sigue un patrón predecible: tememos hablar porque no queremos que nadie se ofenda ni se sienta avergonzado. Es posible que la cortesía nos ayude a mejorar nuestras relaciones con los demás, pero tambien es cierto que refuerza el status quo. Y cuando el status quo no funciona, a veces tenemos que renunciar a la cortesía y hablar de forma clara y sincera, aunque esto pueda resultar molesto para nuestros interlocutores.

Sólo cuando hablamos abiertamente, sin miedos, como iguales, podemos aprovechar todo el poder de la conversación. Esta posición nos empodera porque nos ayuda a percibir conjuntamente la naturaleza de los problemas y los desafíos a los que nos enfrentamos, nos permite comprenderlos desde sus diferentes perspectivas. Pero para empezar a construir nuevas realidades necesitamos algo más que hablar abiertamente, y este algo es escuchar. Y necesitamos hacerlo de manera activa, abierta y empática.

Nota

Puede conocer más sobre estas distinciones sobre los diferentes niveles del habla en la obra de Adam Kahane Solving Tough Problems. Está publicada en inglés por BK Publishers.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista