San Próculo de Verona, obispo. 23 de marzo y 9 de diciembre.
Fue Próculo el cuarto obispo de Verona, y gobernó la sede imperando Diocleciano y Maximiano, y bajo cuya persecución florecieron numerosos mártires. Entre ellos estuvieron Santos Firmo y Rústico (9 de agosto) quienes habían sido apresados en Milán y trasladados a Verona por el prefecto Anulino. En la prisión les visitó nuestro santo, y al darles el beso de la paz, les dijo: "Fortaleceos en el Señor Jesús y recibidme, hermanos míos, como compañero de martirio; porque deseo mucho ser vuestro compañero, para que tengamos una sola voluntad y una sola lucha por el Señor, para que merezcamos entrar en su gloria y cantar sus alabanzas eternamente".En eso Firmo y Rústico fueron llamados al interrogatorio y los soldados hallaron a Próculo con ellos. Estos le preguntaron que qué hacía con esos dos criminales, a lo que Próculo replicó: "No son criminales condenados, sino vencedores coronados del Señor, ¡y yo quisiera compartir su gloria!". Y extendió las manos para que se las ataran. Llegados al tribunal Anulino preguntó: "¿Quién es este viejo?" Al decirle quien era y que quería padecer con los jóvenes prisioneros, Anulino se rió y mandó lo echaran fuera por ser solo un viejo desquiciado. Así que liberaron a Próculo, y con burlas lo echaron de la ciudad.
Si bien hasta aquí el relato pudiera ser creíble en sus formas, luego la leyenda de Próculo se torna confusa y llena de relatos inconexos. Se nos cuenta que junto con unos amigos se fue a Jerusalén, y de regreso fue capturado por unos bandoleros y vendido como esclavo. Pero al poco tiempo fue liberado por ser demasiado viejo para trabajar. De regreso a su sede, ya reinando la paz de Constantino, antes de entrar a Verona tuvo deseos de afeitarse para presentarse decente ante sus fieles. Pero ni agua ni navaja tenía, así que luego de hacer oración, levantó una roca y de ella brotó un manantial y entre las aguas halló un viejo cuchillo con el cual su sirviente le cortó las barbas mejor que si fuera una afilada navaja. Por esto se le conoce como patrono de los barberos.
Próculo murió en paz sobre 320, siendo sepultado en una basílica que se le dedicó en su honor. Sus reliquias se perdieron y no aparecieron sino hasta 1492 durante una restauración en el altar de la confesión. Cuando las reliquias se pusieron a la veneración pública, una mujer ciega recuperó la vista y otra que era coja, pudo volver a caminar. La cabeza del santo, por su parte, se venera en Bérgamo.
Fuente:
-Vidas de los Santos. Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 23 de marzo además se celebra a
San Nicon de Sicilia
y 199 comp. mártires
San Liberato
y los mártires de Cartago
Ss. Fingar y Piala,
mártires