No es fácil el papel que le ha tocado desempeñar. Es uno de los tres candidatos que se disputan la secretaría general del PSOE y sabe que no tiene ninguna posibilidad de ganar; ha quedado atrapado entre dos fuegos, lo que acentúa su carácter integrador, moderado, como ha demostrado en el debate. Incluso le han pedido que abandone y sería curioso saber a quién beneficiaría la hipotética retirada de alguien que estuvo con Sánchez pero, en la línea de Susana Díaz, es más leal a un partido que conoce muy bien y personaliza menos sus éxitos o fracasos.
En cualquier caso, imagino que esperará que el ganador de estas absurdas y enloquecidas primarias le ofrezca la presidencia del partido con ánimo de recomponer lo que está roto.