"Yo aún Te puedo ver: eco
que puede alcanzarse palpando
palabras, sobre la arista del
Adiós.
Tu rostro se espanta suavemente,
cuando de repente
se enciende una luz de bombilla
en mí, en el sitio
en que uno dice con el mayor dolor Nunca.
(Sobre la cuerda vertical
del aliento, entonces,
más alto que arriba,
entre dos nudos de dolor, mientras
que hasta nosotros se izaba la
blanca luna tártara,
en ti y en ti me enterraba)
(Si yo fuera como tú. Si tú fueses como yo.
¿No nos hemos sostenido en pie
juntos bajo un mismo viento contrario?
Somos extranjeros.)..."