No ha dejado de sorprenderme el artículo de Paul Krugman publicado el domingo en El País , Un dinero demasiado lejos, A Money Too Far en The New York Times. En este artículo, y a propósito de la crisis griega, Paul Krugman hace una comparación con la película Un puente demasiado lejos, A Bridge Too Far señalando que debió ser en la ciudad holandesa de Arnheim y no en Maastricht donde se aprobara el camino hacia el euro. Arnheim es sinónimo de fracaso. Y Krugman, como gran parte de los economistas estadounidenses, apuesta al fracaso del euro. De ahí el consumado interés de que Grecia sea el primer eslabón en caer. Un eslabón desprendido generaría el efecto dominó que pulverizaría a Europa y rearticularía la dependencia europea del dólar.
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Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización