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Paul Preston, El holocausto español

Publicado el 24 febrero 2012 por Lilik
Paul Preston, El holocausto español08.06.2011 · periodismohumano · Rebeca Mateos Herráiz
Durante la Guerra Civil española alrededor de 200.000 hombres y mujeres fueron ejecutados lejos del frente de manera extrajudicial o tras precarios procesos legales. Al menos 300.000 perdieron la vida en los frentes de batalla. Un número desconocido de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los bombardeos y los éxodos que siguieron a la ocupación del territorio por parte de las fuerzas militares de Franco. Tras la victoria definitiva del bando franquista a finales de 1939, en la totalidad de España alrededor de 20.000 republicanos fueron ejecutados, otros tantos –no se ha podido lograr saber cuántos exactamente- murieron de hambre y enfermedades en las prisiones y en los campos de concentración. A más de medio millón de personas no les quedó más remedio que el exilio, convirtiéndose así en refugiados políticos, muchos de los cuales darían por terminada su vida en los campos de internamiento franceses. Varios miles acabarían por pisar los campos de exterminio nazi.
Son datos extraídos del último libro del historiador inglés Paul Preston titulado El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después, que durante estos días está presentando en España.
Conversamos con él coincidiendo con su presencia en la Feria del Libro de Madrid.
Periodismohumano. ¿Qué aporta a su bibliografía su nuevo libro?
Paul Preston. Aporta 12 años de trabajo intentando de alguna forma hacer la versión más completa posible de lo que pasó en las retaguardias durante la Guerra Civil y en toda España después, con la esperanza de que fuera de este país se supiera el grado de sufrimiento que había habido gracias al Golpe Militar y que dentro de la propia España, y lo digo tímidamente, pudiera aportar algo a la reconciliación, y que quizás, los que hasta ahora solo han podido saber la versión de los suyos, entiendan que hubo sufrimiento en el otro bando también.
P. ¿Cree que en España sigue abierta una gran brecha entre ambos bandos?
P. P. Claro, y además es una cosa que ha sido fomentada políticamente porque hay quienes no quieren que haya reconciliación, porque les conviene que siga habiendo estas divisiones. Aunque también hay que reconocer que la mayoría de las personas no están pensando en esto, tienen otras preocupaciones, ya que están pensando en llegar a fin de mes y todo eso es lógico y normal, e incluso saludable.
Pero es notorio que en España, como con la muerte de Franco no hubo un proceso semejante al de Alemania de la “desnazificación”, es decir, no hubo una “desfranquistización” por muchas razones relacionadas con las relaciones internacionales, como el apoyo del que gozaba Franco por parte de EEUU. Todo ese proceso no se produjo con lo cual el franquismo sigue existiendo en España y eso es un grave problema. Lo hemos visto ahora con la versión del franquismo que ofrece el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.

P. ¿Cómo ve usted que dicho Diccionario Biográfico no sea lo “neutral” que debería?
P. P. Yo personalmente la única entrada que he podido leer es la de Franco, y si en Alemania hubiera una entrada en un diccionario oficial de ese tono sobre Hitler, es que sería incluso ilegal. Eso es un síntoma de que todavía funcionan muy bien ciertos aspectos del franquismo en este país.
Durante la Transición fue necesario hacer una serie de compromisos precisamente porque en aquel momento todas las instituciones del franquismo como el Ejército, la Guardia Civil, la Falange y la Policía, entre otras, seguían mandando, por lo que hubo que hacer gravísimos compromisos. No fue como en Alemania o Italia donde el fascismo y el nazismo habían sido derrotados por unas fuerzas exteriores. Nunca se derrotó al franquismo, y por tanto, y aunque parezca mentira, es posible que en España todavía hoy se nieguen cosas que pasaron en la Guerra Civil, un “negacionismo” que en países como Austria o Alemania es literalmente ilegal.
P. En ese sentido, el de tratar de sacar a la luz todo lo que sucedió durante aquella época, ¿cuál cree que está siendo el papel desempeñado por la Ley de la Memoria Histórica?
P. P. Para mí la gran contribución a la memoria histórica de este país ha sido la de cientos de historiadores locales que han hecho una gran labor de investigación sobre lo que pasó en sus pueblos y sus provincias. Yo en mi último libro me he nutrido de eso. Aunque también hice mi propia investigación. Una de las cosas que aporta este libro es el tratar de sintetizar cientos de libros que la mayoría de la gente no lee, y ofrecérselos en uno. Y eso sí que es la gran contribución a la memoria histórica.
El problema es que tan sólo existe una memoria histórica franquista consolidada gracias a casi 40 años de control de los medios de comunicación y del sistema de educación. Por tanto, la memoria histórica franquista, que es una y sigue siendo muy fuerte, prevalece. En cambio la memoria histórica de los derrotados, que engloba muchas memorias históricas diferentes, se ha visto con bastantes dificultades a la hora de darse a conocer.
P. ¿Sigue existiendo una fragmentación en la izquierda de este país y una derecha unida?
P. P. En general en todos los países, los que tienen (poder, recursos), saben lo que tienen y entonces se pueden concentrar en guardar lo que tienen. Los que no tienen, encuentran mil maneras de cambiar su situación y por eso la izquierda siempre está mucho más fragmentada.
Quizás en España hay más fragmentaciones de individualismo que desembocan en una mayor fragmentación política tradicionalmente, pero también es consecuencia de que históricamente este es un país en el que ha habido poca democracia.
P. ¿Considera que el título de su libro puede llegar a ser controvertido?
P. P. No he pretendido demostrar que lo que sucedió en España fuese idéntico al holocausto sufrido por los judíos. Para ello hay que tener en cuenta lo que significa la palabra ‘holocausto’, que viene del griego Holos / Kaustos, que en su origen significaba algo completamente quemado y que posteriormente pasó a significar sacrificio en el latín Holocaustum. De ahí vendrá la palabra española ‘holocausto’ y la inglesa holocaust. Estas dos palabras a partir del siglo XVI se utilizarán para describir una gran matanza de personas, sin especificar números. A lo largo de los siglos se ha aplicado a montones de matanzas y hay muchos historiadores judíos a los que no les gusta la palabra ‘holocausto’ por sus connotaciones de sacrificio, ya que consideran que lo que les pasó a los judíos no fue un acto de sacrificio a Dios sino de maldad por parte de los nazis y, por tanto, prefieren muchos de estos historiadores utilizar la palabra hebrea Soáh, que significa gran calamidad.
Yo creo que lo que pasó a los españoles de ambos bandos durante la Guerra Civil fue una gran calamidad y merece la utilización de la palabra ‘holocausto’, y si alguien me puede mostrar una palabra más adecuada, estoy aquí para escuchar. Pero quien piense que da igual lo que le pasó a los españoles, que no importa, que no era terrible y que eso no fue un holocausto, para mí es una persona insensata e insensible.
Cuando se le pregunta si cree que algún día en España se podrá llegar a una reconciliación real de todas las España de las que él habla en sus libros, contesta que él es historiador, no futurólogo. Tas una breve pausa en la que piensa mejor una respuesta que ofrecer, acaba por decir: “pero sí, el tiempo lo cura todo”.

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