Revista Baloncesto

Paul Shirley o la oportunidad de no rendirse

Publicado el 12 septiembre 2012 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
En '¿Me puedo quedar la camiseta?' el ex jugador de baloncesto nos acerca al lado desconocido de su deporte y de la NBA desde su experiencia de suplente perseverante lleno de ironía y humor
Paul Shirley o la oportunidad de no rendirse

Suelen ser discretos y en vez de quejarse de su situación en el equipo ante la prensa tratan de convencer al técnico en los entrenamientos y en los contados minutos que juegan. Los desaprensivos les bautizan como agitatoallas sin reparar que ellos, los sufridos reservas, también forman parte de los éxitos y fracasos del grupo, que también son protagonistas, por más que puedan ser anónimos incluso para algunos aficionados del club. ¿Me puedo quedar la camiseta? [Lée|me Libros] es un anecdotario crítico, irónico, humorístico y sarcástico escrito por Paul Shirley, un ex jugador de baloncesto graduado en Ingeniería Mecánica que encontró en la escritura una vía terapéutica y de escape para explicar los entresijos de sus vivencias en la NBA, España, Rusia y Grecia. Un testimonio incómodo para buena parte de los mencionados y sabroso para quien quiera saber qué pasa las horas previas a un partido, los viajes, cómo son los jugadores y el sistema fuera de los focos.Shirley se define como un pesimista sin remedio, aunque sus actos digan todo lo contrario, pues por más percances que le sucedan, por más lesiones que arrastre y por más que le llegue a decepcionar el mundillo que rodea al baloncesto no cesa en su empeño de hacerse un hueco en la NBA. Un universo en el que se siente un bicho raro, ya que no comulga con los intereses de sus compañeros, a los que ve en una burbuja, abstraídos de la realidad y aburridos a más no poder. De hecho, le cuesta hacer amigos de verdad en el vestuario y se acaba juntando con miembros del equipo técnico, que le hacen sentir que no estaba perdiendo ni tiempo y saliva. ¿Me puedo quedar la camiseta? es la versión española de su exitoso Can I keep my jersey? y cuenta con apéndice especial con artículos de su etapa griega y de su paso por Menorca, aunque se echa en falta alguna anécdota sobre su periplo en su último equipo, Unicaja. En esa parte final los pies de página, escritos por el propio Shirley, son jugosos –[como cuando dice que su amigo Javi le conocía “lo suficiente como para saber que no puedo dejar pasar ninguna oportunidad de ser rechazado por una mujer atractiva”]– y definen a un escritor que no deja de reírse de sí mismo, como cuando se atiza tras un partido en el que tres de sus cuatro tiros libres no tocaron ni aro o bromea con que alguien pueda ficharle viéndole en el calentamiento “driblar simultáneamente a anunciadores, animadoras y otros jugadores solitarios”. O cuando explica sus tácticas para ligar, historias que, en general, no le funcionan, en parte, porque es un trotamundos por necesidad. Se agradece la sinceridad con que se expresa Shirley, que sea tan llano explicando sus temores y debilidades, su inseguridad por un futuro en un sistema viciado. Y también que sea agradecido con quienes han tenido buenos gestos hacia él, como el mismísimo Shaquille O'Neal, que en su primer día en los Lakers le dijo que sabía quién era. O los esfuerzos de su agente Keith Glass por intentar encontrar el mejor acomodo. El humor de ¿Me puedo quedar con la camiseta? es cóctel explosivo de ironía y sarcasmo que enriquece y favorece las digresiones –a veces excesivas– y las bromas –a criterio de este periodista hay un par de mal gusto–. Porque más que ex jugador de baloncesto, columnista y escritor Shirley es un observador social implacable, un narrador de historias que le saca punta al mínimo detalle. Un vicio del que suele sacar provecho y con el que atrae al lector. En sus columnas en el diario El País también lo hace, sabe conectar alguna experiencia vital con el presente de la NBA. Las anécdotas son el hilo conductor de unos artículos lo suficientemente descriptivos para imaginarse las habitaciones que tuvo que sufrir en Rusia o su odio ¿eterno? a los tatuajes o al atún. Todo mezclado con un rico diálogo interior, de dudas, sueños, entereza y debilidades. Y, claro humor: “Qué es lo primero que me compraré cuando sea millonario? ¿Un Porsche para mamá? ¿Un teclado gigante como el que utiliza Tom Hanks en Big? Un momento. ¿Y si lo hago fatal? ¿Y si ésta es mi última oportunidad de la temporada y me despiden un día después de haberme fichado? ¿Y si es la última oportunidad de mi carrera? Creo que ha llegado el momento de empezar a medicarme”.

Título: ¿Me puedo quedar la camiseta? Autor: Paul Shirley. Editoral: Lée|me Libros. Páginas: 336. Valoración: 4 sobre 5.  

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