Aunque oficialmente todavía estamos en primavera, el calor ya se nota hace días y la temperatura seguirá subiendo estas próximas semanas. Para muchas mujeres esto será una ventaja, pues preferirán correr con calor, para otras será un auténtico reto soportar este ambiente, pero dejando factores subjetivos a un lado, debemos saber que una temperatura elevada afecta a las condiciones de nuestro cuerpo y repercute en su funcionamiento. En esta entrada, queremos explicarte tres pautas sencillas que puedes modificar en cuanto a la alimentación para que los entrenamientos sigan su curso habitual estos tres meses de verano.
Un aspecto fundamental es la hidratación. A la mayoría de mujeres les cuesta conseguir unos niveles de hidratación adecuados durante el día y en verano las pérdidas son mayores. Así que un hecho tan simple como un aporte correcto de líquidos te puede ayudar a que no bajes el rendimiento en los entrenamientos.
Las bebidas que debes elegir son agua o zumos o infusiones durante el día y alguna bebida isotónica antes, durante y después del entrenamiento.
Además, si vas a hacer entrenamientos muy largos, elige bebidas deportivas que contengan sodio, pues este mineral favorece que retengas el líquido ingerido y te deshidrates menos. Otra opción es beber agua y consumir algún alimento salado. No obstante, si tú nivel de hidratación es adecuado y aún así estos días te notas más pesada o cansada de lo normal, no te asustes, es lógico, pues el cuerpo necesita algunos días más de aclimatación para adaptarse a este incremento de temperatura.
Asegúrate de que estás consumiendo la energía suficiente. Este es otro aspecto que no debería ser un problema, no obstante en esta época se nos juntan dos factores; por un lado estamos en plena “operación bikini” y por el otro el calor produce un mayor gasto energético para un mismo tipo de ejercicio. Estas dos situaciones unidas pueden provocar un descenso de la energía total disponible y disminuir tu rendimiento o provocar fatiga crónica.
Debes asegurarte que tu alimentación es suficiente para las actividades que haces durante el día y tu entrenamiento debería coincidir siempre entre dos comidas, es decir, evita los entrenamientos en ayunas, pues te pueden provocar algún sobresalto.
Dale importancia a ciertos nutrientes. En verano hay un grupo de alimentos que no nos deben faltar, son los ricos en antioxidantes. Estas moléculas ayudan al cuerpo a reparar y regenerar muchas estructuras que se ven dañadas diariamente con el entrenamiento y con nuestros hábitos de vida. En verano, además, las radiaciones solares induce a un mayor daño de nuestros tejidos. A parte de la protección solar externa, también puedes cuidarte internamente consumiendo una dieta variada rica en este grupo de moléculas.
Los antioxidantes se encuentran fundamentalmente en frutas y verduras y muchas veces son las responsables de darle la coloración a aquel alimento, es por eso que tú alimentación en verano debería estar llena de colores diferentes (rojos, morados, verdes intensos, naranjas, amarillos…).
Esperamos que con estas sencillas recomendaciones, venzas al calor y sigas los entrenamientos con total normalidad.
Por Nuria Puig – Experta en nutrición para EDC
photo by: John Bruckman