Revista Filosofía

“Paz”, una palabra sencilla de decir

Por David Porcel

Qué palabras tan sentidas y necesarias las que se han escuchado esta mañana en nuestro patio de recreo, con motivo de este día dedicado a la Paz. La paz es construcción, compromiso, solidaridad, labor compartida. Muchas gracias a todos por estar ahí, y a vosotras, por poner vuestro corazón y vuestra voz:

“Paz”, una palabra sencilla de decir

“Paz”; una palabra y tres letras. Sencilla, ¿verdad?

Bueno, tengo una expresión un poco más complicada: “fe en la causa”, cuatro palabras y once letras, cuyo significado lo quiero ahora compartir con vosotros:

Tenía poco más de cuatro años cuando mi madre me leyó y explicó esta expresión que vi en el uniforme militar de mi padre. Ella tiene un significado bastante evidente: ‘tener fe en la causa que vemos lograr’, ‘tener fe en que lo podemos conseguir’. Desde que la escuché me pareció una expresión fascinante y encantadora, una de esas frases que dejan huella en tu alma y sabes que te acompañarán siempre. Y es que esas palabras escondían un significado muy especial que ya entonces me decía muchas cosas, aunque fuera difícil ponerle nombre. Y aunque está dirigida al mundo en general, porque sé que todos tenemos una causa común, la paz es uno de esos horizontes que no a todos perece posible alcanzar. ¿Llegaremos algún día a ese estado de «paz perpetua» con el que los filósofos ilustrados tanto soñaron? ¿Caminaremos hacia él hasta mirarlo de frente como hacen los hombres y mujeres de bien? ¿Tomaremos algún día la determinación de pensar verdaderamente en la paz? ¿O seguiremos viendo pasar bombas y estallar ciudades en muchos de nuestros países vecinos?

Yo creo que lo único imposible es lo que no se intenta jamás, y aquí es donde os animo a todos para intentarlo. Os invito a acabar con esas guerras que carecen de sentido y parecen nunca cesar. Os invito a mirar el mundo dejando de lado las diferencias inexistentes, y a mirarlo para que baje sus fusiles y pistolas, y acabe con sus siglos y siglos llenos de odio, llanto, desesperanza, abusos e inseguridad. Os llamo a mirar juntos el cielo, y a preguntarnos si no hay algo más valioso para poder cantarlo en paz. Os propongo seguir juntos pensando que un mundo mejor es posible, y que creáis que en nuestra mano está cambiarlo. Os animo a que os sintáis parte del mundo y creáis que podéis hacer de él un lugar lleno de paz y sentido.

Ante las crisis sociales y humanitarias que estamos viviendo en el mundo, la cultura de la paz es, ahora más que nunca, un gran desafío y una gran responsabilidad de todos y de todas, pues la paz se logra con acuerdos políticos y económicos justos y equitativos, pero también con el compromiso unánime y constante de quienes integramos las sociedades. Quienes compartimos una visión de paz positiva, pensamos que la paz es mucho más que la ausencia de guerras y conflictos armados, y la asociamos a valores tan fundamentales como la igualdad, la justicia y la sostenibilidad. Empecemos a tener fe en la causa, en la paz, a creer que de verdad podemos acabar con tanto dolor, porque aunque una sola persona no llega nunca a formar siquiera un coro, todos unidos podemos hacer una orquesta que nos reúna y dé la mano. Unamos nuestras fuerzas y empecemos a intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo. Aunemos nuestros esfuerzos hacia ese fin noble que es la paz. ¿O no merece la pena que sigamos intentándolo?

Llegados hasta aquí, os invito nuevamente a tener ‘fe en la causa’, en la paz.


Anni, Alicia, Natalia, Marina y Paula (alumnas de 1º de Bachillerato)


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